Con más de 50 años de libertinaje de Heavy Metal en su haber, Ozzy Osbourne realmente no tiene nada que demostrarle a nadie. Después de definir el género con Black Sabbath y tener una de las mejores carreras en solitario de la historia del Rock, el popular “Prince of Darkness” tiene su legado más que asegurado. Esta casi de retiro por motivos de salud y encontró la manera de despedirse con honores, rompiendo al mismo tiempo su largo silencio de estudio, de vuelta al redil con su 12º álbum de estudio: Ordinary Man.
En este punto de su carrera, Osbourne podría haber seguido girando y descansando en sus laureles con temas autocomplacientes que son copias al carbón de su material anterior, pero él optó por algo distinto. El Madman todavía tiene más trucos bajo la manga y con este disco quedó demostrado que aún tiene bastante que ofrecer (lástima que ahora no pueda girar). Sigue haciendo Heavy Metal de altura y Hard Rock con mucho estilo, basado en excelentes composiciones, atendiendo todos los ingredientes que debe tener una canción.
En el single «Straight to Hell«, la voz inquietante de Osbourne todavía suena increíblemente fresca, que se ve reforzada por las apariciones de una base rítmica de lujo con Chad Smith de los Red Hot Chili Peppers en la batería y Duff McKagen en el bajo, más Slash de invitado metiendo solos en algunas canciones, aunque las líneas de guitarra en particular saltan por cortesía del joven Andrew Watt, quien no será Randy Rhoads o Zakk Wylde, pero su estilo sirve muy bien en esta nueva placa, sobre todo por su sonido moderno (además de ser el productor). Otros super invitados hace de las suyas como Tom Morello en «Scary Little Green Men» y la hermosa balada para piano “Ordinary Man”, un dueto nada menos que con la leyenda Elton John desarrollado en forma memorable.
Incluso hay algunos giros musicales en el disco que no esperarías de Ozzy como la armónica de blues y obviamente que el material clásico de Sabbath se hace sentir en canciones como «The Wizard» o «Eat Me«. Junto con el pedigrí de Rock presentado en este disco, la inclusión de Post Malone en «It’s A Raid» es probablemente lo más extravagante y que resultó de maravilla, con un ritmo que es casi punk más la narrativa del hip-hop.
Hago énfasis en esta canción porque realmente muestra que Osbourne todavía tiene la capacidad de sorprender y experimentar. En más de 50 años de carrera nunca la importó lo dijo la gente, obviamente no iba a comenzar al final de su camino… siempre hizo lo que le dio la gana.
«Under the Graveyard» tiene el enganche que caracterizan al Madman, porque la letra trata sobre el loco residente del metal que regresa de los tiempos difíciles, es una gran historia para escuchar, además su orientación musical se basa en Hard Rock mezclado con elementos de baladas. Sin embargo hay temas a los que les falta un poco de fuerza pase al esfuerzo de Smith y McKagan por marcar un ritmo sólido como es el caso de «Holy For Tonight» y «All My Life«.
En resumen Ozzy Osbourne ha presentado un disco donde se demuestra que inclusive en su vejez y en la puerta de su retiro, el Príncipe de las Tinieblas puede ser impredecible. Uno de los discos más esperados de los últimos años y al mismo tiempo quizá sea de lo mejor que ha sido lanzado este 2020.