Prey (Depredador: La Presa),

Ambientada hace 300 años en la Nación Comanche. Naru es una joven guerrera, feroz y altamente hábil, que se crió a la sombra de algunos de los cazadores más legendarios que deambulan por las Grandes Llanuras. Cuando el peligro amenaza su campamento, se dispone a proteger a su gente. La presa a la que acecha y, en última instancia, se enfrenta, resulta ser un alienígena evolucionado con un arsenal avanzado, lo que deriva en un enfrentamiento cruel y aterrador entre los dos adversarios.

Prey es una precuela directa de las dos primeras películas de Predator, ya que hay un elemento que la conecta directamente con ellas. Parte de la premisa que nos adelantaron en Predator 2 (1990), cuando un Yautja entrega al teniente Mike Harrigan, personaje interpretado por Danny Glober, un arma de principios del Siglo XVIII como trofeo por haber derrotado al alienígena que trataba de cazarlo, haciéndonos comprender que estos alienígenas han estado durante siglos utilizando nuestro planeta como coto de caza. Atentos al easter egg porque les explotará la cabeza.

La película nos transporta a una época totalmente nueva en la franquicia, presentándonos a Naru, una joven e inteligente comanche como protagonista, increíblemente interpretada por Amber Midthunder, hay que decir que su personaje, está al nivel de otras heroínas del género como Ripley en Aliens.

Aunque ya no cuenta con el elemento sorpresa del Yautja (El Depredador), sabe mantener la tensión en todo momento dejando al espectador pendiente de cuándo va a entrar en acción. Dejando algunas migas a los protagonistas de que es una amenaza a la que no se han enfrentado jamás. Y vemos cómo la criatura va aumentando el nivel de dificultad en sus presas poco a poco. Para finalmente regalarnos un montón de escenas de acción increíbles, sobre todo cuando está más desatado.

Una pena que la película sea estrenada directamente en streaming y no podamos disfrutarla en pantalla grande, porque invita a ello.