El pasado 5 de septiembre llegó a la gran pantalla la segunda parte del largometraje It, que está inspirado en el libro de Stephen King de 1990, y versa sobre la adultez de “Los perdedores”, un grupo que en su debido momento fue aterrorizado por un payaso maléfico llamado Pennywise, que se encargaba de descuartizar personas y causar pánico en el pueblo de Derry.
Según lo que va engranando la historia, cuando eran niños tuvieron la valentía de combatirlo para que no volviera a aparecer, pero este tuvo una reincidencia 27 años después, que los obligó a reunirse para tomar cartas en el asunto y dar fin a sus perversidades.
En la pieza visual, se aprecia cómo hay una pugna entre el bien y el mal, donde los comportamientos negativos se condenan, y los instintos naturales del hombre los llevan a repudiar este tipo de conductas, conectándolos con sus miedos más profundos, acontecimientos aislados y sus apegos a la moralidad.
Aquí, se hace alusión de manera muy indirecta a seres mitológicos. Entre esos Apolo; quien era un Dios de la luz y el arte que tenía como función proteger los humanos del caos. Así como a Dionisio, quien es la representación más pura de la maldad y el caos vital.
En este sentido, sale a relucir un tema filosófico como la moralidad, que a juicio de Nietzche se trata de una ficción, porque para que triunfe el bien a veces hay que tomar caminos escabrosos que no son los más adecuados para lograr la justicia.
Por eso, esta película nos incita a la reflexión, porque los protagonistas recurren a un ritual que los lleva a experimentar el camino de la violencia para poder dar fin a un villano que tiene azotada a la localidad, y solo causa penurias y dolor.
Es una historia bastante triste, oscura y llena de terror, la cual se refuerza con el tema de la música, que se encarga de llenar de suspenso y miedo la sucesión de imágenes que componen este film.
Esta banda sonora estuvo a cargo del músico británico, Benjamin Wallfisch, quien tiene un gran reconocimiento por ser el autor de composiciones de otras piezas del séptimo arte como: Annabelle, Shazam, Blade Runner 2049, entre otros. Y quien además, es el mismo compositor que estuvo a cargo de las sonoridades de la primera entrega de It.
En cuanto a la dirección de fotografía, predominan las tonalidades frías. Mientras que a nivel de dirección de arte, hay muchos elementos clásicos y de pueblo, que nos extrapolan a la época de los cincuenta.
Sin duda alguna, es una pieza visual en la que el miedo se apropia de nuestros sentidos y nos recuerda una frase que Stephen King tiene en su libro y dice “nadie puede vivir una vida natural sin tener pesadillas de vez en cuando”.