La infancia es ese momento de la vida donde todo se siente novedoso, desconocido e interesante, una importante etapa de formación en la que las personas toman los primeros pasos que ceñirán su rumbo. Si bien en la mayoría de los casos una crianza adecuada puede generar personas con valores y códigos morales aceptados por la sociedad, es a esta edad temprana que una niñez sumida en la violencia y maltrato o un pequeño desliz pueden dar inicio a la oscuridad.
Bajo este principio se mueve The Innocents, filme noruego de 2021 escrito y dirigido por Eskil Vogt, que pese a haber sido participe del Festival de Cannes de ese año no logró gran reconocimiento. Sin embargo, se trata de una película de suspenso bastante cautivadora como inquietante.
Cuando una niña llamada Ida se muda a un hogar junto con sus dos padres y su hermana mayor con autismo, Anna, no se encuentra muy animada por este nuevo cambio. Sin embargo, no tarda mucho en encontrar nuevos amigos de su edad, pero no se tratará de infantes comunes, porque estos tienen habilidades sobrehumanas.
Es cierto que hasta este punto de la historia ya es fácil deducir que se trata de otra cinta de superhéroes, que tanto saturan el mercado actual, pero la realidad es mucho más oscura. Las bases que sacan a estos niños de la línea de lo común podrían usarse con buenos fines y es que recuerdan en parte al poder que maneja Once de la serie Stranger Things, pero no es así, aquí los protagonistas serán personas con actitudes normales más allá de sus habilidades, para ellos esto no es más que una curiosidad o un juego. El problema es que no todos los involucrados ven la vida desde el mismo enfoque, como se señala al principio de este texto, ellos están en una etapa de formación y una mala experiencia en su vida temprana los puede volver seres peligrosos, es aquí donde los poderes toman un papel temible.
El personaje de Sam Ashraf (Ben) es un ser realmente atemorizante que pone de nervios cada vez que hace un nuevo movimiento inesperado, aunque solo se trate de un niño. Sus habilidades van desde la telequinesis hasta controlar la voluntad de las personas, que utiliza para lastimar y hacer atrocidades, aunque para él son solo travesuras o pequeños actos de venganza sin ninguna consecuencia mayor, pero estos se van acrecentando. Sin embargo, antes de valerse de estás herramientas sobrehumanas la película demuestra su desequilibrio mental con acciones crueles que cualquier niño en la vida real podría realizar como lo son el maltrato animal. Y es que se trata de alguien violento que en condiciones normales podría considerase un psicópata en formación.
Con esta presentación de personajes donde primeramente se muestra el niño que se antepone a sus poderes la película comunica un mensaje muy poderoso: demostrar las diferentes formas en que se ve afectada la psiquis de las personas a partir de su crianza. Es aquí que los otros protagonistas manejan actitudes muy contrapuestas aún con su corta edad y sus particulares similitudes. Anna y Aisha (Mina Yasmin Bremseth Asheim) son un claro ejemplo de la soledad y el miedo a expresarse cuando la sociedad te mira diferente y cómo su conexión psíquica las hace ser más abiertas y valientes. Asimismo, Ida, que aparenta ser la única del grupo sin poderes, se balancea en un limbo entre el buen camino o caer bajo la influencia de su amigo Ben y el rechazo hacia su hermana que para ella obtiene más atención de sus padres por su condición especial.
Pero en medio de este mundo conformado por algunos edificios residenciales, un lago, un bosque y el misterio detrás de los poderes que ocultan cada uno de los niños, se encuentran los adultos. En la película las personas mayores están relegadas a un segundo plano, sobre todo en cuanto al tema principal de trama, ellos viven en un mundo aparte, de ocupaciones, trabajo y rutina. Para ellos el terrible peligro que los rodea es invisible, es por eso que el título del filme se adecúa más a la condición de los adultos que están sumidos en una enorme inocencia ignorando que existen en un universo donde los niños son prácticamente dioses en comparación.
Ya entrando en temas más técnicos, la película tiene un ritmo lento. La fotografía usa tonos claros, algo poco habitual en este tipo de historias, aunque eso juega a su favor como ocurre en Midsommar (2019), puesto que en una aparente felicidad y normalidad se oculta otra realidad más aterradora. En contraposición, con un enfoque más conservador, la música y las tomas lentas y suspensivas recuerdan a cada momento de qué se trata la película. Por último, pero no menos importante, se destacan las actuaciones. Para ser actores tan jóvenes, el reparto logra convencer al espectador en cada instante.
Todavía manejando una base argumental sencilla The Innocents es una obra que tiene mucho que ofrecer, manejando un aura realmente inquietante y un desarrollo donde las acciones de este grupo de niños son inesperadas y muy aterradoras. La película deja a interpretación del espectador qué sucede con la relación real entre los infantes y sus familias, sobre todo con la de Ben. Aun así, no necesita profundizar para con algunos detalles fugaces poder develar los verdaderos motivos que crean los monstruos y héroes que se ven en pantalla.
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