Ella le pone luz a las sombras, mientras atraviesa tu Ser con su mirada y recorre cada rincón del alma con sus penetrantes ojos a los que nada se escapa.
Posa para que la mires y así sientas su contacto, un toque sutil como el de la llamas en la chimenea, pero mientras más te acercas más te quema, hasta que te cubre con sus llamas y te consume en un instante.
La luz acariciaba sus pómulos, su cuello, sus mejillas y su perfilada nariz hasta que bajaba a las curvas de sus hombros, como si fuera la punta de los dedos y la pregunta salta a tu mente: ¿quisieras ser un rayo de luz?.
Pero lo mejor estaba por venir, en aquel lugar de aromas extraños, luces brillantes y sombras que se esconden en los rincones, iba a ser inundado por millones de notas musicales. Esa escultura iba a tomar asiento frente a un piano para vaciar su mente sobre aquellas brillantes teclas negras y blancas.
Pensé que era un encuentro casual, pero tras sobrevivir a aquella demostración de desbocada pasión musical, mi corazón latía muy rápido, sentía que me faltaba el aire y esa sensación de ahogo emocional se hizo peor cuando comenzó a fijar su mirada en mi nuevamente. ¿Qué debo hacer ahora?.
Modelo: Iraz Yildiz @irazyildiz