Pallbearer, uno de los máximos exponentes del doom moderno, han ascendido en la ardua escalera de la industria de la música, practicando un estilo musical que no es fácil de vender y cuyos fans son muy exigentes. Ahora, la banda bajo el sello Nuclear Blast presenta su cuarto álbum de estudio, «Forgotten Days«, marcando así el punto de inflexión proverbial en su carrera y dando un salto importante, tomando en cuenta que lo ponen en venta en medio de una pandemia global que retrasó el lanzamiento durante meses y hace que sea imposible girar para promocionarlo.
En «Forgotten Days» el estilo melódico del vocalista se intensifica y el guitarrista Brett Campbell es aún más autoritario y seguro, inclusive prueba nuevas inflexiones y gestos operísticos en el tema de apertura del disco, “Forgotten Days”, que cuenta con un riff maravilloso del guitarrista Devin Holt, iniciando de manera épica. Un arpegio de guitarra con efecto de coro durante el puente va directo a los corazones de los fanáticos del doom metal que anhelan esos tonos melancólicos eternos, sumado a unas atmósferas cautivadoras. Como contraste la guitarra ofrece unas distorsiones infernales que siembran el caos.
Por otro lado, «Riverbed» es un tempo medio y requiere más escuchas para entenderla, aunque sus melodías ayudan al oyente. «Silver Wings» y «Rite Of Passage» se embarcan en los sinuosos arreglos progresivos que la banda maneja muy bien y es algo muy meritorio, con un trabajo impecable de todos los instrumentos. Toques de reconfortante sonido de sintetizador, una especialidad secundaria del bajista Joseph D. Rowland, ayudan a diversificar la paleta sonora y el espacio de respiración en el espectro estéreo.
Quizás lo más satisfactorio para los oyentes, atrapados en casa, incapaces de ver a Pallbearer tocar estas pistas en vivo, es la calidad de sonido de «Forgotten Days«. Traer al extraordinario productor especializado en Doom, Randall Dunn, rindió grandes dividendos. Las grabaciones son orgánicas y cálidas, con seguimiento en vivo y con sobre-grabaciones mínimas. El baterista Mark Lierly y Joseph Rowland grabaron sus partes juntos, luego Brett Campbell y el guitarrista Devin Holt grabaron sus guitarras. Luego Dunn combinó las partes y los resultados son armoniosos.