Pain Of Salvation ha estado firmemente a la vanguardia de la escena progresiva moderna y ha demostrado constantemente una pasión sincera por hacer avanzar su propia música extraordinaria, sin dejar de ser líricamente ilustrada y ferozmente inteligente. Son líderes en música reflexiva, dolorosa y conmovedora, su visión musical ha brindado algunos de los momentos más valientes, audaces y sorprendentes del progreso contemporáneo.
Su líder, Daniel Gildenlöw, es un compositor muy inquieto a quien no le gusta repetir fórmulas aunque hayan sigo exitosas. Si algo ha quedado claro sobre este genial multi-instrumentista y líder de la banda, es que a lo largo de las tres décadas de trayectoria de Pain Of Salvation rara vez se queda quieto artísticamente. “Panther”, la nueva creación de esta aclamada agrupación sueca, revela una vez más esas ansias por crear desde cero pero con las mismas herramientas.
Gildenlöw declaró en algunas entrevistas que deliberadamente buscó sonidos bastante diferentes para “Panther”, y eso se confirma porque hay más énfasis en una variedad de sonidos y texturas de teclado, sobre un alejamiento distintivo de las brutales guitarras de metal, contundentes pero afinadas. Más bien hay pocos solos de guitarra, pero hay tanta complejidad intrincada en la música que el oyente no se da cuenta. Hay que tomar en cuenta que han sabido superar la partida del guitarrista Ragnar Zolberg, descubriendo un nuevo entusiasmo por lo que sucede a continuación en el proceso de composición.
Conceptualmente, las letras de las canciones de Panther tratan temas enfocados en aquellas personas cuyas habilidades o percepciones los hacen diferentes, y se reconcilian con un mundo que no los valora. Los temas exploran esta tensión y la combinación de la letra y la entrega vocal crean un conjunto de imágenes poderosas, emotivas, intensas y muy humanas. Es que Gildenlow y su equipo siempre han tratado de jugar con las emociones humanas, sobrellevándolas con la música.
Una característica de la escritura de Gildenlöw que se ejercita particularmente en Panther es su inclinación por jugar con polirritmos, manipular medidores y superponer tiempos impares, lo que a menudo deja al oyente deseando que alguna máquina de enigmas musicales revele el funcionamiento interno de la canción, por eso no hacen falta los solos. Vale aclarar que no es un disco para todo el mundo, debes escucharlo varias veces, con audífonos preferiblemente para apreciar tantos detalles.
El tema “Accelerator” se activa con un lope desordenado construido en teclados y una parte de batería aparentemente contra-rítmica que disfraza exactamente dónde está el ritmo de una manera hipnóticamente discordante y posee hasta elementos del funk. Un malabarismo similar con nuestra percepción del pulso y el ritmo ocurre en “Keen To A Fault”. Hay que darle mucho crédito al baterista Léo Margarit hace un trabajo asombroso manteniéndose al día con todos los cambios rítmicos y travesuras.
Estilísticamente, Pain Of Salvation nunca ha sido una banda tímida en cuanto a tomar elementos de otros géneros y en este disco fusiona post-rock oscuro con cepas de folk melancólico en “Species”, mientras juega con el trip-hop en “Restless Boy” y agrega un poco de rap en otros segmentos. Hay muchos momentos de familiaridad estilística con otros álbumes de la banda, con los estándares del metal progresivo, proporcionando un cómodo punto de referencia.
Daniel Gildenlöw canta como un actor metido en su personaje, ha sido así siempre y aquí no hay excepciones a esa tendencia. Aún posee una de las voces extraordinariamente versátiles del rock moderno. Sabe cómo trabajar distintos tonos y hacer bien la fonética. Él sabe muy bien que las cuerdas vocales son un instrumento musical, entonces sabe sacarle el máximo provecho. Insisto en que aunque abundan las hermosas y elegantes líneas vocales y las melodías instrumentales, este no es un álbum fácil de escuchar y es poco probable que produzca un single de éxito, pero… no lo necesitan.
Pain Of Salvation ha tenido una carrera estelar que ha producido diez álbumes de estudio incluyendo los laureados ‘Scarsick‘, ‘Remedy Lane’, ‘Road Salt One’ y ‘Road Salt Two”. Desde los primeros clásicos elaborados y deliberadamente más orientados hacia el metal, hasta la magia obtusa y las travesuras que difuminan el género. Ahora suben otro peldaño con “Panther”, que quizá sea el mejor disco de rock progresivo de 2020.
Es muy digno y hasta honorable que con Panther hayan querido profundizar en los conflictos y contradicciones entre las llamadas personas normales y aquellas que están conectadas de manera completamente diferente. Es un dilema humano el encasillar a quien sea diferente al rebaño o quien sufra alguna patología mental. Una temática tan controversial es abordada dentro de un álbum lleno de creatividad y poder, un crisol hirviente de deseo inquietante y estruendosos riffs.
