El anterior álbum de Haken, “Vector” (2018), fue ampliamente elogiado y se sabía que iba a ser difícil superarlo porque en general fue una obra de alto rango dentro del metal progresivo. Ahora este sexteto inglés supera lo que parecía insuperable con su nuevo disco titulado “Virus”, nombre involuntariamente oportuno para los tiempos que estamos viviendo con el Covid-19. Además, ingeniosamente, “Virus” no se limita a continuar donde lo dejó “Vector”; más bien da un paso hacia adelante e intensifica la labor creadora del grupo.
Sin duda esta escuela de progresivo británica ha resultado efectiva y es muy similar a la escandinava, por su manera de juntar inteligentemente elementos del metal pesado y hasta extremo, con guitarras poderosas y riffs potentes, así como atmósferas oscuras, pero con toda la imaginación ilimitada del rock progresivo de la vieja escuela. En este sentido, la nueva producción de Havok es un triunfo para este estilo de hacer rock.
Con “Virus” la banda pretende representar con sus letras «un ascenso al poder, la tiranía y el final del juego posterior» que muestra todas las diferentes manifestaciones de lo que un virus puede ser y hacer. Un concepto temático de múltiples ramificaciones sirve de escena a la música. Una vez más, fue producido por Adam Getgood, quien jugó un rol importante en el resultado. Vale adelantar que es un disco que requiere varias escuchas para captar todas sus dimensiones y asimilarlo correctamente.
Es un disco apasionante y cada pista fue bien aprovechada. El tema “Prosthetic” abre el disco con una sección instrumental bastante compleja e interesante; aunque inicialmente sus melodías pueden sonar repetitivas, pero posteriormente revelan más distinciones, innovación y cohesión general, lo que resulta en un coro increíblemente pegadizo junto con cambios de percusión apasionantes y una teatralidad de guitarra inteligente.
Posteriormente, «Invasion» y «Carousel» evocan una maravillosa yuxtaposición de voces altísimas, tonos brillantes y ritmos irregulares. Este último tema sirve de preludio de la fascinante «The Strain«, un tema complejo e intrínseco. La cautivante «Canary Yellow» más bien es una pieza emotiva y que otorga un respiro a la cantidad de notas, porque en todo momento, cada músico dispara a toda máquina y el vocalista Ross Jennings es tan poderosamente carismático como siempre.
Lo mejor viene al final con “Messiah Complex”, una obra compuesta de cinco partes, que bien pudiera considerarse como la canción de Haken más ambiciosa y desafiante hasta la fecha. No solo se trata de una composición original llena de momentos convincentes y transiciones fluidas, así como un contrapunto vocal particularmente asombroso, por lo cual uno pudiera concluir que esta pieza larga se encuentra entre las mejores suites de metal progresivo de los últimos años, porque realmente es una fascinante intersección de texturas benignas y extrañas que solo una banda llena de imaginación y libertad compositiva es capaz de lograr.
