El sonido definitivo de Bristol
El año 1994 fue un año decisivo a nivel mundial para la música, en todo aspecto, tuvimos el lanzamiento de miles de obras maestras que cambiaron la perspectiva de la música y la cultura popular para siempre…en Estados Unidos salía el simbólico “Illmatic” del rapero estadounidense Nas, acompañado de “The Downward Spiral” de la banda estadounidense, Nine Inch Nails, la vanguardia del sonido independiente con “Crooked Rain, Crooked Rain” de Pavement, el despertar de Soundgarden con “Superunknown” y el agresivo camino que dejó Kyuss junto a “Welcome To Sky Valley”.
Parecía que lo mejor salía de Norteamérica y no se detendría, álbum tras álbum, concierto tras concierto, tour tras tour, era imparable, pero el Reino Unido siempre tenía sorpresas para nosotros, recordemos la invasión británica durante los 60´s hasta los 80´s, no sería fácil vencer a los ingleses ya que no se rendirían tan rápido. Es aquí cuando un disco debut hace un barrido enorme y vuelve a poner a Inglaterra en el radar, y sobre todo a una parte en especial que es Bristol, “Dummy” de Portishead se lanzó un 22 de agosto de 1994, rompiendo la barrera del sonido, volviendo locos a la crítica, las revistas, a la escena underground y al mainstream como si se tratara de un cambio gigante, y fue así.
Portishead concentró la melancolía, la oscuridad del blues, las letras lúgubres, los segmentos misteriosos, el sampling y los scratches en una manera tan especial, que solo terminó en lo que llamamos “perfección total” desde la Rolling Stone, AllMusic, NME y hasta Pitchfork o Los Ángeles Times lo clasificaron un disco excelente de inicio a fin. La constante sensación de soledad causada por la atmósfera que ocasiona el disco, acompañado de la potente e hipnótica voz de Beth Gibbons, solo hizo que esta pieza brillara aún más, no solo a nivel musical, si a no a nivel de ventas, que fueron un total de 4 millones de copias alrededor del mundo.
Bastante completo, que representaba la frialdad de Inglaterra en varias facetas y canciones, puedes ser un experto en la música, alguien que escucha de manera casual, o una persona que no está apegada a las melodías diariamente, pero “Dummy” tuvo buena recepción e influencia por todas partes. “Mysterons” fue la pista que abrió esta odisea, bastante oscura y atrapante, “Sour Times” no se queda atrás en recordarnos el aspecto industrial, sombrío y misterioso del álbum, fue una de las canciones más populares del disco en si.
“Strangers” en un comienzo, suele escucharse distante, como una habitación aislada, donde Beth Gibbons canta con toda su energía en lo que parece una grabadora vieja, una historia de deseos, a lo que rompe después en un beat alucinante, que va desde tocar la triste diferencia entre la fantasía y el mundo real. “It Could Be Sweet” es más accesible, muestra suavidad y delicadeza en cada fragmento, percusiones, voz y letra…»Wandering Star” lleva los scratches más pronunciados y el sampling a un nivel intensamente espectacular, prueba de su versatilidad en experimentación, “It’s A Fire” mientras tanto suele ser más orquestal, un poco más calmante y lleno de esperanza.
“Numb” es muy fúnebre y con un espectro sonoro bastante particular, suele representar como se siente estar en el fondo de nuestra mente, encerrados junto a nuestros pensamientos, con toques de Acid Jazz. “Roads” siendo su canción más popular y aclamada, suele ser el balance perfecto entre las canciones que mencionamos anteriormente, como un climax de la banda en sí, demostró al público que mientras más escuchamos esta pieza, mejor se pone.
Escucha «Dummy» aquí: