ALERTA DE SPOILER
La tercera adaptación cinematográfica del filme “A Star Is Born”, estrenado en 1937, esta vez orientado a la música y no a la actuación, ambientada en pleno siglo xxi, narra la historia de Jackson Maine (Cooper), una estrella de rock-country adicto al alcohol y las drogas, debido a una niñez infeliz y abusiva, quien tras agravarse su problema auditivo (tinnitus), se da cuenta que su carrera se acerca a la recta final. Todo cambia en una noche de excesos, cuando nace la esperanza al descubrir a una joven cantante llamada Ally (Gaga), con la cual queda sorprendido y enamorado, sintiéndose motivado a ayudarla y a guiarla a llevar su enorme talento al mundo entero.
Esta es la película que todos los jóvenes músicos que se están iniciando deben ver, porque es un filme sobre la industria musical con todo lo que esto implica. Vemos las diferencias entre los músicos que se convierten en leyendas gracias a su autenticidad (Jackson Maine), versus los “artistas” prefabricados por managers que creen tener todas las respuestas, y en el caso de esta película, Ally estuvo a punto de convertirse en un producto bien publicitado debido a las exigencias de su manager, que si bien la llevó rápidamente al estrellato, estaba logrando que perdiera su autenticidad en cuando su música, apariencia física y estilo de vida. Al final vemos como ella retorna a su estilo original.
El filme también es portador de un magnifico mensaje que no solo aplica a la comunidad musical, sirve para todos, no importa la profesión u ocupación: se tú mismo y se auténtico, no dejes que nadie te imponga modas o estilos con los que no te vayas a sentir a gusto, no te dejes llevar por el dicho “eso es lo que está de moda o eso es lo que se escucha”, ni nada parecido. Se capaz de hacer las cosas con las que te sientas identificado y se leal a tu esencia, a tu personalidad y no busques la fama efímera, más bien intenta trascender creyendo en tus principios así tome más tiempo. ¿Cómo lograr transferir todo esto exitosamente? Gracias al apoyo de un buen guión y de unas actuaciones muy profesionales.
Quienes trabajamos dentro de la industria musical nos sentimos identificados con el Jackson Maine que se niega a morir o si ha de morir, que sea en el escenario, batallando y fiel tanto a su estilo de vida como a sus fans y Cooper se encargó de que este personaje fuera genuino. El filme construye a un ídolo muy auténtico e ilustra de una forma muy hermosa y hasta poética como un astro cuando da sus últimos destellos de luz ayuda a dar vida a una nueva estrella, poseedora un brillo que promete durar mucho tiempo.
Es impresionante que este sea el debut como director de Bradley Cooper, todavía recuerdo cuando se dio a conocer en la televisión interpretando al periodista Will Tippin en la serie de espionaje Alias (2001-2006), junto a Jennifer Garner; luego se convirtió en uno de los galanes más cotizados de Hollywood y ahora empieza con paso firme su aventura como realizador. Cooper, no conforme con actuar y dirigir, también fue productor, guionista y hasta colaboró con la música del filme.
Tanto Cooper como Gaga ofrecen unas actuaciones muy naturales y reales, es imposible que el espectador no se sienta conmovido por la forma en que se conoce, se descubren y finalmente se complementan el uno al otro. El público siente el romance y lo ve como algo cercano, porque cada caracterización está muy bien hecha. Al menos uno de los dos debería llevarse el Oscar, aunque lo merecen ambos; se nota que hubo mucha química y compenetración profesional.
Definitivamente Lady Gaga es una artista integral, no conforme con su estatus de superestrella del pop y con ser una polémica diseñadora de modas, comenzó a brillar con sus dotes histriónicos en la serie de televisión American Horror Story entre otros seriados, y ahora se mete de lleno en este papelazo que quizá solo ella podía caracterizar de una manera tan enérgica y real. Otro que merece ser premiado es el experimentado Sam Elliott, dando vida al hermano mayor y manager de Jackson, así como la figura paterna que trata de evitar que su hermano menor no termine de descarriarse, evitando un trágico desenlace.
¡La banda sonora es de leyenda! Solamente la música merece la pena ver la película. Después de que Lady Gaga ingresara al reparto, se conformó que ella misma escribiría la música original para el filme, con super hits como “Shallow”, “Always Remember Us This Way” y “I’ll Never Love Again”, llegando hasta a grabar un álbum completo en paralelo que registró un coctel entre pop, country y rock. La mayoría de las composiciones son de Gaga, pero también aportaron el propio Bradley Cooper, así como Hillary Lindsey, DJ White Shadow, Nick Monson, y Lukas Nelson, quienes habían trabajado antes con Gaga en sus álbumes Joanne (2016) y ARTPOP (2013).
Lo mejor es que la música es interpretada por excelentes músicos, había que tener cuidado con este aspecto, porque de nada vale narrar un cuento de amor de dos ídolos, si la música que los representa no suena bien o carece fuerza. Las escenas de conciertos fueron realizadas con mucho dinamismo y se siente ese ambiente festivo que caracteriza a las presentaciones multitudinarias. La ubicación de las cámaras en cada recinto (sobre todo sobre el escenario), los distintos planos que fueron captados, el enfoque del público y la distribución de las escenas hicieron que cada show una realidad de la cual el espectador en su butaca de cine se sintió parte, casi hasta el punto de corear los estribillos.