¿Ella observa al mar o el mar la observa a ella? ¿Estaría envidioso el mar? A lo mejor, porque los caminantes interrumpen su contemplación del movimiento de masas de agua, para posar sus ojos en ella. ¿Qué pasará por la mente de quienes se topan con una mujer de tal estampa? Seguramente muchos cuentos de hadas e historias de amor y dolor invadirán su imaginación.
¿Habrá finales felices? La respuesta dependerá de ella y de si la tratan con la virtud que merece.
¿Acaso ella está al tanto de que rivaliza con el mar? Pero ¿Qué hace ella allí? Sin saberlo fue a robar sonrisas de propios y ajenos, mientras el azul profundo le hacía complicidad y las montañas daban testimonio de los destellos del brillo de su mirada.
Piel blanca y dulce, cabellos suaves acariciados por la brisa, arenas de dorada estela, agua azulada y verdosa que refleja la transparencia del alma humana, aromas de pasión, montañas imponentes de oscuro verdor, fiel ejemplo de honor y lealtad… la escena estaba servida para un encuentro, pero no hubo ninguno… ¿Acaso eso era lo que ella estaba pensando? ¿Quién sabe? Si estás leyendo esto y te la encuentras ¿Por qué no reúnes el valor para ir y preguntárselo?
Modelo: Paola Jiménez @paolajimenezch1