- No es recomendable en personas con ansiedad, depresión o trastornos alimenticios
- Se deben reducir las cantidades de comida para no caer en el error de ingerir en las horas definidas, las mismas calorías que puedan consumirse en un día entero
Entre las tendencias de salud y ejercicio, el intermittent fasting o ayuno intermitente, es una de las más destacadas y populares por su efectividad. Se trata de un ayuno parcial y alternado, en el que se debe reducir el consumo de alimentos determinados días de la semana.
Existen diferentes tipos de ayuno intermitente, entre los más conocidos está el ayuno 16/8, que consiste en realizar períodos de ayuno de 16 horas, seguido de periodos de alimentación durante 8 horas. Las personas consideran que este es el método más sostenible y fácil de cumplir, además de ser el más recomendado para comenzar con esta práctica.
Por su parte, está el ayuno de 24 y 48 horas, en los que se establecen periodos de ayuno de 24 horas y 48 horas respectivamente. También existen otros como el 12/12, que consiste en dejar pasar 12 horas entre comidas. Este es considerado como el método más complicado, ya que significaría no comer nada, por ejemplo, de ocho de la mañana a ocho de la tarde.
Álvaro Pérez Kattar miembro VIP de la cadena de bienestar integral Gold’s Gym, explicó que apenas tiene dos meses practicando el ayuno intermitente y le ha ido de maravilla. “La reducción del índice de mi grasa corporal ha sido muy notable, y en cuanto al peso en este poco tiempo logré bajar 4 kilos. Me siento mejor y más enérgico, entreno en la mañana en ayunas y no me falta energía para lograrlo”, agregó.
Por lo general, estas técnicas son utilizadas para adelgazar rápidamente, un estudio publicado por la página BMC ha mostrado que el ayuno en días alternos puede lograr una importante pérdida de peso en un período de entre 8 y 12 semanas, y que estos patrones son seguros y se pueden practicar sin temor. Facilitan la pérdida de peso sin perjudicar la salud, el metabolismo, ni el rendimiento deportivo.
Ventajas del Fasting
Entre las ventajas que ofrece desarrollar este estilo de vida, se encuentra la salud cardiovascular, ya que el ayuno reduce los marcadores inflamatorios, el azúcar en la sangre y la resistencia a la insulina, todos ellos factores de riesgo de enfermedad cardíaca. Además, limita el crecimiento de células cancerígenas y ayuda a reducir la mortalidad y retrasar el envejecimiento a nivel interno y físico.
Por otro lado, el ayuno intermitente también es una buena estrategia para todos aquellos que desean ganar masa muscular, debido a que el aumento o pérdida de peso corporal, no viene determinado por el número de comidas realizadas, sino por la cantidad total de calorías comidas y los porcentajes de macronutrientes que se ingieran.
“Para lograr buenos resultados, es importante internalizar que en las comidas permitidas se deben incluir todos los macronutrientes de acuerdo a cada estilo de vida, no puede ser algo improvisado sino más bien requiere de mucha planificación de la mano de un nutricionista”, explicó Kattar.
Las personas que suelen comer un número elevado de veces al día (4 o 5) puede que encuentren mayor complejidad al momento de realizar el ayuno intermitente por primera vez. Por eso, primero deben reducir el número de comidas diarias y posteriormente el número de calorías en esas comidas, hasta llegar al punto de no necesitarlas.
Como es lógico, el hambre es el primer efecto secundario que produce el ayuno intermitente, asimismo puede generar debilidad hasta que el organismo se adapte al nuevo horario de comidas. Si la persona sufre de diabetes, tiene problemas con la presión arterial, está en un peso bajo, tiene problemas con el azúcar en la sangre o es una mujer embarazada, no es recomendable practicar este patrón alimenticio, ya que se debe estar nutrido a nivel general.
La cantidad de calorías que se deben consumir durante los días de ayuno para las mujeres son 500 y para los hombres 600, esto representa una reducción de 75% del consumo calórico habitual, mientras que en los días libres se debe llevar una dieta de 2000 calorías.
“Existe una gran diferencia entre sentir hambre y tener el estómago vacío, la primera te hace sentir débil, pero la segunda te ayuda a soltar impurezas y a hacer que tu cuerpo utilice sus reservas, por ejemplo, el exceso de grasa como combustible para funcionar”, puntualizó.
Los días de ayuno se deben evitar los carbohidratos y consumir alimentos ricos en fibra y proteínas, como carne, pollo, pescado y verduras. Además es de suma importancia mantenerse hidratado para cuidar el organismo.
Por su parte, si no se da un verdadero cambio de hábitos en la persona, es muy probable que llegue a existir un efecto rebote y recupere los kilos perdidos o más. Lo ideal es que esta dieta siempre sea supervisada por un especialista en nutrición, para lograr los resultados deseados sin perjudicar la salud.