En Venezuela, afortunadamente se han venido gestando generaciones de relevo que mantienen viva la música tradicional venezolana y que además le han otorgado nuevos aires, con inteligentes fusiones, promoviéndola en el público infantil y juvenil. Son muchos los herederos musicales que tiene el país y una de las más prometedoras es Claudia Isabella Delgado, quien cuenta con la visión integral de complementar su talento artístico con la rigurosidad y la preparación que otorgan los estudios universitarios. Es egresada de la especialidad en Musicología de la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela, al mismo tiempo que es cantante y ejecutante de la mandolina, y el cuatro.
Desde niña la familia Delgado – Estévez le enseñó el camino de las artes, especialmente del canto el cual ha transitado con éxito. Estudió con el barítono Gaspar Colón, mandolina en el Conservatorio de Música Simón Bolívar con el profesor Edwin Arellano y en la Escuela de Música Pedro Nolasco Colón con la profesora Yolanda Aranguren. Como si eso no fuera suficiente trabaja como analista cultural para la Compañía Nacional de Música en la que se ha involucrado en el relanzamiento de la Revista Musical de Venezuela, que llegó para quedarse y ayudar a difundir el talento nacional del pasado, presente y futuro.
Ella, con su encanto, talento, carisma y versatilidad brilla con luz propia, labrándose una carrera bastante prometedora con diversos proyectos, como la agrupación de música cañonera: La Pandilla Rucanera, de la cual es integrante fundadora; ha participado en el programa Cuentos de Camino al lado de su padre, Miguel Delgado Estévez y junto a la periodista Valentina Quintero; lleva con orgullo el show musical “Las canciones de mi alma” y hasta debutará en los predios del rock con el conjunto Yavas Beat, fusionando lo sinfónico y lo venezolano con un género que ha movido y revolucionado masas desde los años 50.
Claudia Isabella tiene la facilidad de tocar corazones y lo demuestra con esta entrevista, en la que con mucha espontaneidad cuenta con lujo de detalles cómo ha sido el devenir de su carrera artística y universitaria. Comenta cuáles son sus planes futuros y describe los proyectos en los que participa activamente, además de ofrecer interesantes planteamientos sobre el rol que debería jugar cada venezolano en la construcción de su país.
CM: Quería comenzar esta entrevista comentándote brevemente una anécdota sobre el cómo llegué a conocer a tu familia. Hace nueve años estaba llevando la prensa a un concierto que tenían Los Sinvergüenzas con El Cuarteto en el Centro Cultural BOD, al principio me sentí intimidado por el hecho de promover una actividad de las familias Delgado – Estévez – Naranjo. Edwin Arellano me dijo que me quedara tranquilo porque ellos eran excelente personas y muy sencillos, pero para mí era una gran responsabilidad. En el camerino cuando los conocí mejor pude constatar que son extraordinarias personas y muy sencillos.
CID: Qué bueno, me alegro, recuerdo ese concierto, fue muy bonito y asistió bastante gento. Ellos (El Cuarteto) son cuatro padres para mí, son personas muy abiertas y quieren cobijar a la gente y enseñarla, son muy especiales no solo en la música, en lo personal también. Los Sinvergüenzas son maravillosos, Edwin es mi profesor en el Conservatorio de Música Simón Bolívar, con la enseñanza es maravilloso, es perfecto, no escatimo en palabras amorosas hacia su persona porque es de esos maestros que realmente enseñan, te pone a prueba y te hacen sacar tus mejores capacidades.
CM: Es una pregunta casi obvia, pero debo hacerla y porque además siento que puedes sorprenderme con la respuesta, así que la voy a hacer: ¿Cómo fueron tus inicios en el medio musical?
CID: (ella comienza a responder regalando unas risas) Comencé cuando estaba en la barriga de mi mamá, ya desde ese entonces El Cuarteto tenía una larga carrera. Desde que estaba muy pequeña recuerdo que las reuniones familiares eran frecuentes, todavía lo son. Entonces desde pequeñita disfruté de las reuniones con mi padre, con mi tío Raúl, mi tío Tele, mi tío toñito, con los compadres de mi papá que son conocidos, junto a familiares y amigos que son músicos y con los que compartimos todo. Recuerdo que esas las reuniones se daban entre adultos y yo estaba pequeñita, duraban hasta las 4:00 am y ellos seguían cantando, cosa que a mí no me daba mucha gracia en aquel momento (risas) pero hoy en día lo agradezco. Me mandaban a llamar, tenía entre 5 y 6 añitos, decían: “traigan a Claudia para que cante”, pero en aquel el momento yo lo que quería era jugar. Entonces cantaba y ellos quedaban fascinados. Así se gestó ese vínculo con la música que estuvo siempre, por lo que era inevitable que yo también tomara ese camino y es algo que he disfrutado y que me llena muchísimo.
CM: ¿Qué nos puedes contar sobre tu formación universitaria y cómo ha influido en tu faceta musical?
CID: Soy una persona muy emocional, algo que a veces me ayuda pero a veces no, las emociones están muy vinculadas a mi formación artística. Soy licenciada en Artes y me fui por la musicología para darle más fuerza a la formación académica, también debido al prestigio de la UCV y al estar dentro de la carrera tuve un crecimiento más generalizado dentro de las artes. Estudié el ciclo básico de tres años, cursando materias de cine y artes escénicas que enriquecen mucho la formación cultural, luego vino la mención y decidí tomar la musicología.
CM: Para tu trabajo de grado seleccionaste la figura de Luis Felipe Ramón y Rivera.
CID: Si, así es, tomé las líneas de investigación de la carrera y para mi tesis de grado me involucré con el personaje de Luis Felipe Ramón y Rivera. Su figura me llamó la atención, desde que agarré la mención e iba para la biblioteca, siempre me topaba con algún documento que tenía que ver con él y lo mencionaban a cada rato, entonces constaté que no existía ninguna tesis vinculada con él y decidí asumirla, para ello hice una combinación entre una base de datos digital con todos los datos de la hemeroteca, entonces ahora todos los artículos que él publicó en revistas especializadas yo los compilé y ahora entonces está todo su material disponible.
CM: Retomando el tema del aporte de la formación universitaria a la carrera musical ¿qué otro tipo de beneficio crees que trae ese tipo de combinación?
CID: Es interesante, porque un músico va a la universidad y adquiere una formación que lo complementa. Es un sustento metodológico que da la universidad, es decir, uno desde la práctica musical puede adquirir mucha experiencia, pero de alguna manera la universidad te da la posibilidad de darle forma metodológica a lo que has aprendido y eso es muy valioso, además de la disciplina que eso implica.
CM: Si, entiendo lo que me estás diciendo porque yo he sido gran amigo de Prisca Dávila y trabajé con ella durante mucho tiempo y ella es historiadora graduada en la UCV, hizo su tesis basada en el movimiento pianístico en Caracas, desde 1870 hasta 1920. Ella también ha investigado y ha dejado unos aportes muy valiosos sobre el merengue venezolano.
CID: Qué interesante y si ella es egresada de la UCV entonces su tesis debe estar aquí para buscarla, me llama mucho la atención, son aportes muy valiosos.
CM: Si, son varios como ustedes, Roberto Koch es antropólogo, el director de orquestas Joshua Dos Santos es periodista, Marieva, la hermana de Prisca también es comunicadora social y así hay muchos ejemplos, sin duda tener una carrera universitaria ayuda en la formación musical.
CID: Si, también son conocimientos que de alguna manera ayudan a lo que nosotros creemos que es el aporte que dejamos a Venezuela, porque esa es la idea también, contribuir de alguna manera con el aporte que debemos dejarle al país.
CM: Claro y de eso vamos a hablar también, porque si bien tu familia te inculcó el conocimiento musical también te ha enseñado los valores de tu país y el amor por Venezuela. Gracias en buena medida a tu familia las tradiciones venezolanas han agarrado valor y se han mantenido, por lo que imagino que eso es algo que tú también quieres continuar haciendo.
CID: Sí, claro que sí, esa es una de mis misiones de vida, dejarle algo al país. Mucha gente vive de una manera como siguiendo la corriente, como solemos decir: “como vaya viniendo vamos viendo” y eso es algo que debemos evitar. Hay que preguntarse ¿qué es lo que quiero dejarle a Venezuela? para que después, cuando uno no esté ese aporte quede. La manera para sembrar algo es trabajando y desde lo bonito que uno sabe hacer, con los corazones que uno pueda tocar, entonces mi manera de hacer eso, hasta ahora, ha sido cantando, creo que muchas personas me lo han dicho que lo han sentido, he llegado a tocar corazones de una manera muy hermosa y estoy muy agradecido con esas personas porque de alguna manera les estoy sembrando un poquito de mí en sus corazones, y ese poquito no solo soy yo, es un poco de mis tíos, de mis padres, de mis amigos… es decir, todo lo que ha influido en mi vida yo lo estoy sembrando. Creo que promulgar esos sentimientos es lo que Venezuela necesita.
CM: Conmigo lo hiciste y no tocando o cantando precisamente, lo acabas de hacer con esta entrevista en la que quieres dejar un mensaje tan necesario para las nuevas generaciones.
CID: ¡Gracias! (risas), no tenía eso en mente, pero si me han dicho que con mis ideas también he ayudado a muchas personas y espero seguir haciéndolo.
CM: No es fácil que las generaciones de hoy en día digan lo que tu acabas de decir, la mayoría de los representantes de las nuevas generaciones crecen, estudian pero solo pensando en cuánto van a ganar y lo que pueden adquirir con ese dinero, solo piensan en ellos y cuando mucho en su entorno familiar más inmediato, lo demás no les importa. Antes había más gente que se preocupaba por el bien común.
CID: Sí, Venezuela es un país necesita mucho de eso mismo que estamos hablando, hace poco tuve una conversación muy bonita con una tía. Uno de los conciertos que yo tengo montado cuenta con un repertorio que de alguna manera es un homenaje a mi familia y son canciones seleccionadas porque fueron interpretadas por alguno de mis familiares. Mi tía se llama Rosita Salazar, es mi tía no consanguínea, pero ella me cambió los pañales y me acompañó en mí niñez. Ella cantó en el Orfeón Universitario con mi tío Raúl, y sigue cantando con él. Rosita interpreta una canción que se llama “Hay compaí” de Luis Laguna, entonces tengo esa canción en mi repertorio gracias a ella; tengo a otra llamada “Si llego a besarte”, que la canta otra de mis tías; “Como imaginar” que la canta mi padrino Nelson, entonces, en líneas generales recopila todas esas canciones que estoy escuchando desde niña y que han formado parte de mi vida, ese concierto se llama “Las canciones de mi alma”. Yo le dije a mi tía que quería dejar en Venezuela un pedacito de Rosita Salazar, de esa manera que ella tiene de vivir, esa intensidad de amar y de tocar corazones, yo no me quiero quedar con esas cosas bonistas que mi familia me ha dado, quiero compartirlas con el resto de la gente.
CM: Disculpa por la pregunta que voy a hacerte, pero es necesaria: ¿No te pesan los apellidos? Porque no es fácil, siempre existe esa comparación. Lo he vivido porque mi padre también era periodista y escritor y siempre vienen las comparaciones. Eso le sucede a muchos artistas.
CID: Diste en el clavo, de eso quería hablar. En efecto eso es así, la gente espera mucho de uno y eso sucede. Cuando los resultados no son esperados por algunas personas, suelen decepcionarse mucho o cuando son gratificantes, entonces dicen “claro, por supuesto, porque su papá es Miguel Delgado Estévez, claro que ella tenía que salir así”. A veces las personas que te comparan no están muy conscientes de cuál es el trabajo de un artista, sin importar sus apellidos e ignoran el esfuerzo que debe hacer para triunfar. No niego que la ayuda que me ha dado mi entorno familiar ha sido un gran soporte para mi carrera, pero considero que si uno no se prepara y trabaja duro te quedas estancado, puedes tener ese entorno con sus apellidos pero si no haces nada y no lo trabajas no hay hacia dónde ir. Yo he trabajado duro y me siento muy feliz con el trabajo que he hecho porque estoy labrando mi propio camino.
CM: Doy gracias a Dios porque he dado 7 años de mi vida al Sistema Nacional de Orquestas, institución que durante 42 años se ha encargado de enseñar el valor que tiene el trabajar por el bien común. Por cierto tu primo Raúl está haciendo una excelente labor, tanto como director como en su rol de gerente.
CID: Si, El Sistema sin duda ha hecho una labor muy importante por el país, mi primo me ha contado muchas cosas y sí, es cierto, me alegro que a mi primo le estén saliendo bien las cosas trabajando con las orquestas.
CM: ¿Qué nos puedes decir sobre los diferentes proyectos que has desarrollado durante tu carrera musical?
CID: he querido que mi carrera sea muy versátil, no me cierro y me mantengo abierta a intentar con diferentes propuestas. Además de “Las canciones de mi alma”, tengo otro proyecto llamado paralelo “La Pandilla Rucanera” y también estoy trabajando en un grupo de rock que pronto saldrá y se llama Yavas beat, es rock sinfónico y está conformado por contrabajo, viola, violín, batería, guitarra, cuatro y voz. Pronto vamos a lanzar.
CM: ¡Sorpresa! Te gusta el rock. Sobre la conformación de esa agrupación te cuenta que existen muchos mitos que dicen que una persona que toca cuatro o mandolina no puede tocar la guitarra eléctrica, pero eso no es cierto.
CID: Sí, me gusta el rock y estoy de acuerdo, el músico puede desarrollar la versatilidad para tocar varios instrumentos en diferentes géneros musicales. Queremos interpretar clásicos del rock pero con un formato más sinfónico – venezolano. Lo estamos preparando y pronto lo lanzaremos formalmente.
CM: imagino que conoces la música de Vytas Brenner, él fue un visionario que incorporó elementos de la tradición venezolana al rock sinfónico.
CID: Sí, claro. Estoy comenzando a familiarizarme con el rock, pero Gabriel, mi hermano siempre ha sido muy rockero y él nos ha ido enseñando a escucharlo, sobre todo con el rock progresivo y nosotros estamos incursionando en eso, aprendiendo cómo es el género.
CM: en Venezuela son pocas las bandas de rock que incorporan elementos de la música venezolana y eso no debería de ser así, considero que los músicos venezolanos deberían incorporar más elementos de nuestra cultura, en vez de imitar otros patrones.
CID: Es así, mira el ejemplo de Pepperland, es un grupo maravilloso que versiona la música de los Beatles pero con ritmos venezolanos, adaptando gaita, merengue, valses, joropos… son extraordinarios.
CM: Te comento que el grupo de rock venezolano de mayor éxito internacional de llama Laberinto y les fue tan bien porque ellos hicieron una fusión con los ritmos afro-venezolanos, incorporando diferentes instrumentos de percusión.
CID:Que bueno, quisiera escucharlos. Lo que pasa es que la música tradicional venezolana llama mucho la atención en el extranjero, gusta muchísimo su diversidad, su melodía y los sentimientos que transmite.
CM: Interesante nuestra plática del rock, no esperaba conversar contigo sobre rock en esta entrevista, no dejas de sorprenderme. Cambiando ahora de estilo ¿qué nos puedes decir acerca de ese proyecto tan maravilloso como lo es La Pandilla Rucanera?
CID: Nosotros no solo buscamos hacer música, nuestro propósito también es el de rescatar, este proyecto es como una máquina del tiempo, hacer sentir a las personas que estamos en aquella época, interpretando la música que se tocaba en los años 20 en Venezuela, por eso tiene el nombre de Rucanera, por la música cañonera. La idea surge a raíz del cumpleaños de la mamá de una amiga de mi papá, que cumplía 90 años y quisimos llevarle de sorpresa la música que ella escuchaba cuando era joven. Nos preguntaron si debíamos contratar a un grupo y mi papá les dijo que nosotros de una forma muy informal tocábamos ese estilo de música, entonces de allí salió esa idea.
CM: Entonces sin darse cuenta formaron ese maravilloso proyecto.
CID:Lo chévere de la Pandilla Rucanera es que si bien yo soy la figura que canta o la voz líder, muchos de los integrantes también cantan, todos tienen diferentes roles, nos gusta mucho ese proyecto. Los arreglos son de los propios integrantes y mi papá también metió la mano. De alguna manera se refresca la sonoridad de la música cañonera y se da a conocer a las nuevas generaciones. Tenemos planes de grabar un disco próximamente.
CM: No hemos hablado con detalle de tu faceta de instrumentista y de tu rol como investigadora.
CID: Estudié mandolina primero en la escuela Pedro Nolasco Colón con Yolanda Aranguren y luego en el Conservatorio Simón Bolívar con Edwin. También he venido estudiando el cuatro. Como Licenciada en Artes estoy trabajando en la Compañía Nacional de Música en el proyecto de la Revista Musical de Venezuela, que recientemente fue relanzada en formato digital. Antes la llevaba la fundación Vicente Emilio Sojo y solo salía en formato impreso. Esta publicación fue fundada en 1980 y la estamos retomando. Estoy orgullosa de haber trabajado en el lanzamiento del primer número digital. No descartamos en algún momento imprimir algunos ejemplares para quienes quieran encargarla.
CM: El papel tiene su magia, su autenticidad y su razón de ser, pienso que nunca será reemplazado en un 100% por lo digital
CID: A mí me encanta el papel, también me cuesta leer en digital, quienes nos sentimos del siglo antepasado como tu yo nos gusta leer en papel (risas), entiendo que hay gente que también es así, por eso más adelante no descartamos imprimirla.
CM: ¿Has pensado en lanzar tu carrera solista como cantautora?
CID:Por ahora soy intérprete, no descarto incursionar más adelante como cantautora porque tengo la base y los conocimientos para hacerlo. Pero por ahora solo estoy dedicada a la interpretación, donde tengo mucho por recorrer, cuando sienta que hice todo lo que tenía que hacer como intérprete, naturalmente sé que incursionaré en el mundo de la composición que además siempre me llamó la atención.
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Por: Roberto C. Palmitesta R.
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