Ella se levantó apenas salió el sol, se paró de la cama con gran velocidad y con un solo impulso tomó su violín, se paró frente a la ventana, contempló el horizonte y comenzó a tocar. Tenía un camisón de dormir que caía poco más arriba de las rodillas. Se paró en punta de pie tratando de que todos afuera pudieran escuchar su mensaje, un mensaje musical, una melodía llena de ritmo, de esas que inyectan ánimo.
¿De dónde salió ese impulso? Porque se levantó y de inmediato tomó su instrumento, sin parpadear, sin echarse agua en la cara, sin comer nada. Estaba como hipnotizada. El frío de la mañana todavía entraba por su ventana y ella pese a que tenía las piernas casi descubiertas y de pie sobre el piso frío, nada sentía, nada le impedía tocar con gran inspiración ¿Será que estaba soñando despierta? Pero además la música que interpretaba era algo que ella jamás había tocado antes. A veces los sueños nos poseen y nos llevan a realizar hechos que dejan huella.
Modelo: Gabriela Samaan @gabrielasamaan
Foto: Gabriela Samaan