Joker (Guasón)

Una trama que invita a la cavilación sobre los trastornos neurológicos

Los audiovisuales más allá de ser una mera fuente de entretenimiento, son la identidad de una sociedad, los cuales incitan a la reflexión deliberada de diversos aspectos y hacen que sus espectadores puedan ir creando tejidos conectivos y paradigmas con lo que sucede dentro de su entorno.

Esto se ve signado en distintas piezas del séptimo arte;  y la nueva propuesta visual de DC Entertainment con, “El Guasón”, no es la excepción. Plantea una historia que más allá de abordar temas mitológicos que hacen alusión a héroes y villanos, expone una realidad que hace contacto con nosotros diariamente, y que muchas veces por evasión u omisión dejamos a un lado, sin medir las repercusiones que puede tener en la colectividad.

Se trata del tema de los trastornos psicológicos, y el caos que pueden causar cuando no se le da la debida atención o no se implementan políticas públicas que permitan ayudar a los ciudadanos que tienen alguno de estos padecimientos.

En el caso de Arthur Fleck (Guasón), posee un perfil psiquiátrico que guarda relación con el de un sociópata, una persona cuya personalidad no encaja con los cánones que se imponen en el mundo, y la cual posee una incapacidad para sentir afinidad con los preceptos sociales y lo que es políticamente correcto.

Además, tiene inherente dentro de sí, una condición que según la BBC se denomina “crisis epiléptica gelástica”, que funge como detonante de la risa perturbadora y desmedida, que causa rechazo y problemas para el protagonista.

Ésta poca relación que existe entre el Sujeto – Objeto (contexto), genera que Arthur Fleck conserve internamente, heridas emocionales que exterioriza en comportamientos de retraimiento, autodestrucción, violencia y desobediencia.

Sin poder borrar el sufrimiento padecido y ocasionando heridas en quienes lo rodean. Como diría la psicóloga española, Gema Sánchez, “el origen de cualquier herida emocional proviene de la incapacidad de perdonar aquello que nos hacemos o nos hacen los demás”, aunque también es consecuencia de aspectos más profundos relacionados con desequilibrios neurológicos.

Joaquin Phoenix interpretando el Joker (Guasón) 2019

Por eso, ese sentimiento infinito de repulsión y violencia excedida que se mantiene vigente a lo largo de la trama,  hace que el arquetipo del personaje sea transferible a la audiencia, que analiza cómo hay individuos similares dentro de su entorno, los cuales son vejados, ignorados o execrados, sin recibir la atención médica necesaria para que puedan vivir sus días con normalidad.

Vale la pena destacar que aunque a la película, no sigue la trama del Guasón que ya conocemos, es una majestuosidad porque nos transporta a ese viaje del héroe que plantea el guión, donde conocemos el calvario del protagonista, su mundo ordinario, las pruebas que debe enfrentar y el llamado a transgredir para hallarse.

El histrionismo de Joaquin Phoenix

Si alguien debe llevarse los palmares de la crítica dentro de éste largometraje es Joaquin Phoenix, un actor que realizo un trabajo imponente y elaborado para representar al Guasón, y el cual, conectó tan perfectamente con su rol, que en una entrevista alegó que  ésta actuación lo trastocó, porque de cierta manera lo hizo enloquecer.

Además tuvo que perder 23 kilos,  para ponerse en la piel del personaje y mostrar a una persona desahuciada que pese a estar viva, era como un difunto dentro de la sociedad, hasta que adquiere protagonismo por la serie de homicidios que cometió.

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