María Fernanda Urbáez es una profesional del arte de la danza en todo el sentido de la palabra. Nació en Venezuela y forma parte del grupo de venezolanos que día a día dejan muy en alto en nombre de su país en el exterior. Donde quiera que ella esté, lleva consigo al tricolor nacional. Bella, carismática, talentosa y muy profesional, día a día comparte sus conocimientos en el arte de la danza en la Academia Danmar.
Es la directora artística de la Academia Danmar, ubicada en Katy, Houston, EEUU, desarrollando una labor como educadora, formando alumnos de diferentes edades en el mundo de la danza. Comenzó sus estudios de baile a temprana edad, mostrando un talento natural para el baile así como sus habilidades musicales. Ha dirigido su entrenamiento hacia el flamenco, tap, jazz, belly dance, hip – hop, así como a diferentes estilos latinoamericanos como la salsa. Ha recibido clases de profesores venezolanos, estadounidenses y españoles.
Tiene un título Magna Cum Laude en teatro y danza, así como en idiomas modernos en la Universidad de Houston y cuenta con estudios de postgrado en España, en el arte del baile flamenco. Ha ganado numerosos premios y reconocimientos como bailarina y coreógrafa en Venezuela y en EEUU.
Su labor en Danmar va más allá de la enseñanza del baile, ya que su enorme vocación humanitaria la ha llevado a liderar los programas sociales y culturales que desarrolla la academia, brindado atención a personas de la tercera edad, niños y jóvenes, además de contribuir activamente en el desarrollo cultural de la sociedad en Houston, y como embajadora del talento venezolano.
¿Cómo has visto la evolución de la academia con el paso del tiempo?
María Fernanda Urbáez: Es impresionante pensar que ya llevamos más de 15 años en esto. Hemos visto niñas y niños crecer, adultos desarrollando amor y pasión por el baile y otros estudiando carreras universitarias en danzas! A medida que pasa el tiempo, la academia ha evolucionado en el sentido de que ya no solo representa una academia. A lo que me refiero con esto es que Danmar ha probado ser una plataforma que facilita el desarrollo artístico, personal y emocional de muchos de los que son parte de ella. Adicionalmente, en términos más concretos, nuestras presentaciones han pasado de tener 35 participantes y 100 personas en la audiencia a tener más de 100 participantes en escena y por encima de 1200 personas en la audiencia. Cabe destacar que tratamos de establecer un límite en el número de participantes para mantener control tras bambalinas, si no me vuelvo loca, (risas). También hemos tenido la oportunidad de crear una compañía sin fines de lucro (DAPA), proveer becas, organizar programas sociales, culturales, educativos, entre otros. En fin, la evolución ha sido fantástica!
Danmar se ha convertido en un lugar al que asisten personas de diferentes culturas para estudiar de otras manifestaciones culturales relacionadas con la danza.
María Fernanda Urbáez: Si, así es. Cada año es algo nuevo. Especialmente durante los últimos 5 años hemos recibido en la academia muchos venezolanos, lo cual nos alegra. Además de los latinos y de los estadounidenses, tenemos alumnos japoneses, chinos y rusos. Todos vienen a aprender sobre el mundo de la danza. Muchos creían que era imposible aprender un estilo pero lo han logrado.
¿Cómo les ha ido en este 2016?
María Fernanda Urbáez: Muy bien, no nos podemos quejar. Igual seguimos esforzándonos por tener nuevos alumnos y porque Danmar junto con sus programas siga creciendo. Estamos contentos también porque tenemos nuevos profesores muy talentosos y eso es algo que llama la atención. Son ideas nuevas que cada uno de ellos aporta.
¿Qué buscas expresar y que buscas enseñar a tus alumnos?
María Fernanda Urbáez: Nuestra misión en Danmar consiste en cultivar y desarrollar el nivel artístico y su importancia en la vida de cada uno de nosotros y en especial la de los estudiantes, maestros y audiencias relacionadas. Supongo que busco expresar y compartir mi pasión por el baile y mi mejor forma de ensenarla en siendo un ejemplo a seguir. Disciplina, respeto y constancia son 3 puntos claves en nuestra maravillosa academia.
¿Cuáles han sido los resultados de los programas sociales?
María Fernanda Urbáez: Yo siempre he creído que una de las responsabilidades más grandes que tenemos como seres humanos es dar y ayudar. Por lo tanto hemos implementado varios programas sociales como lo son: “Danmar Bouquet” (donde visitamos abuelitos que sufren de Alzheimer y les cantamos y bailamos canciones de su época), “Disaster Relief” (que consiste en ayudar a recolectar y organizar la distribución de artículos donados a comunidades que han sido afectadas por desastres naturales), entre otros. Los resultados han representado un beneficio más espiritual que otra cosa. La felicidad y satisfacción que yo siento al ver la sonrisa de estos abuelitos al recordar una canción, o de alguien que perdió una vivienda recibiendo comida y ayuda, no lo compra nada. Espero tener más oportunidades de crear o ser parte de muchos otros programas sociales en el futuro.
¿Cuáles son los planes futuros para con sus programas?
María Fernanda Urbáez: Nuestros planes van a seguir siendo preservar, difundir y promover una mejor apreciación por las diferentes culturas que existen alrededor del mundo, en especial la cultura Latinoamericana. Queremos seguir creciendo con nuestros programas sociales, educativos y culturales, y así de esta manera brindar lo mejor y de la mayor calidad que puede existir para siempre seguir siendo los mejores en lo que nos propongamos y representar dignamente a mi país, Venezuela, en donde quiera que estemos.
¿Cómo te sientes al trabajar con niños?
María Fernanda Urbáez: Viva! Joven! y con una carga de emociones indescriptibles! Los niños son los seres más honestos que existen y trabajar con ellos me ha enseñado a ser una mejor maestra. Para muchos es difícil, para mí no lo es. Enseñar ha sido siempre mi pasión y mi adicción. No solo disfruto trabajar con los niños, pero con los adultos también. Cada día aprendo algo nuevo con ellos; como explicar el mismo paso de diferentes maneras, como corregir, como motivar e inspirar… Es maravilloso! Creo que he sido bendecida al tener mucha paciencia y una gran empatía con mis estudiantes. Al decir empatía me refiero a la conexión que logro desarrollar con ellos cuando comprendo cada una de sus emociones dentro y fuera del salón de clase. ¡Los amo!.
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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