Dirigida por: Bryan Singer
Protagonizada por: James McAvoy, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence, Oscar Isaac, Sophie Turner, Rose Byrne, Evan Peters, Nicholas Hoult, Olivia Munn, Tye Sheridan y Hugh Jackman
Escrita por: Simon Kinberg, Hutch Parker, Bryan Singer
Producida por: Simon Kinberg, Bryan Singer, Dan Harris, Bryan Singer
Música: John Ottman
Duración: 131 minutos
Para hacer una reseña adecuada, hay que comenzar por hablar del director Bryan Singer, considerado como uno de los “magos” del cine de ciencia ficción del mundo moderno. Singer fue el director de aquellas dos primeras fantásticas entregas de esta saga X Men 1 (2000) y X Men 2 (2003). Ambas despertaron el interés de crear un universo cinematográfico basado en los comics de la casa Marvel. Luego, casi 9 años después decide retomar la franquicia con la brillante idea de hacer precuelas de sus principales personajes con X Men: Primera generación (2011) y la genial X Men: días del futuro pasado (2014) que combinó personajes del pasado, del presente hasta del futuro. Esta cinta hasta tuvo dos versiones. Ahora, Singer viene nuevamente con el grupo de mutantes, algunos jóvenes, otros más maduros y ambienta en los gloriosos años 80 al filme X – Men: Apocalipsis.
Si bien esta nueva entrega de los héroes mutantes no cuenta con el entorno cargado de los matices geopolíticos de sus antecesoras, está ambientada deliciosamente en la estética de los años 80 con su moda, su música y el genial ímpetu juvenil de esa época que es el telón de fondo para mostrar cómo crecieron y se formaron mutantes como Jean Grey (Sophie Turner, ¡Sí! La protagonista de Games of Thrones), Cíclope, Quicksilver, Nightcrawler o Tormenta. Solo la banda sonora vale la pena con éxitos ochentosos de íconos generacionales como Metallica y su Hit the lights o el éxito radial del pop Sweet Dreams a cargo de Eurythmics que pone el ritmo a una de las mejores escenas del filme.
Esta nueva precuela de X-Men, que sigue la línea temporal iniciada en X-Men: Primera generación (sin llegar a superarla), tiene como villano al temible Apocalipsis, el primer mutante de la historia. Si bien es elogiable la ambientación ochentosa, también lo es el inicio del filme centrado en el antiguo Egipto con mucha elegancia y una excelente producción. En aquel entonces, Apocalipsis y su grupo de súbditos mutantes aterrorizaban a los egipcios y se hacían pasar por sus dioses. Luego reciben un golpe de estado por parte del pueblo y solamente el líder mutante sobrevive. Enterrado sobre toneladas de roca, despierta en la época actual gracias a los esfuerzos de un grupo de culto.
Apocalipsis (interpretado muy bien por el actor guatemalteca Oscar Isaac) tiene la facultad de absorber el poder de los demás mutantes, así como de aumentar su fuerza. De vuelta al ruedo comienza a reclutar sus nuevo secuaces, entre ellos a Magneto (una vez más magnifica la actuación de Michael Fasbbender), aprovechando su inestabilidad emocional gracias a un momento de odio tras el abrupto asesinato de su esposa e hija en la Polonia industrial. Apocalipsis también se da cuenta del enorme poder que tiene Charles Xavier (muy bien James McAvoy) y decide raptarlo. Es así como los alumnos del profesor, guiados por Beast (Nicholas Hoult) y Mystique (de nuevo Jennifer Laurence sin terminar de convencer en este rol) con la ayuda de la agente de la CIA Moira McTaggert, deciden ir al rescate.
La contienda final es fantástica, ilustrando muy bien el trabajo en equipo y la forma de apoyarse unos en otros, dejando atrás las diferencias. La película también tiene una moraleja muy acertada: “el hombre dejó de alabar a Dios para rendir culto a las máquinas”, una crítica que también ha sido subrayada recientemente en otros filmes como El Escuadrón Suicida. No podía faltar una corta pero contundente aparición de Wolverine (si, con Hugh Jackman), quien es liberado de una tortuosa prisión por Jean y Ciclope para escapar del inescrupuloso militar William Stryker.
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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