La historia tiene muchos vértices, algunos visibles otros no; hay unos temas más complejos que otros, que a veces no puedes abarcar en un solo artículo (que no es igual a un reportaje). Con el recién publicado “El matrimonio feliz entre banda de rock y orquesta sinfónica”, primero que nada quiero agradecer la atención que generó y los comentarios tan positivos y constructivos de muchos amigos, y hasta de los actores que compartieron protagonismo en ese primer intento. Aclaro que los artículos son personales y manifiestos de opinión, es la visión de una persona, en este caso la mía con mis experiencias, nunca tuve la pretensión de plasmar una versión única o algún tipo de “verdad verdadera”. Más bien toda la información aportada me comprometió a escribir un “segundo movimiento” (sí, como una sinfonía), el cual presento a continuación:
Si bien Vytas Brenner fue el pionero en estrenar la primera obra escrita para Orquesta Sinfónica con su suite “Oro Negro” en 1989, antes que él, en 1978, Frank Quintero y Los Balzehaguados repasaron sus temas con un concierto celebrado en el antiguo Teatro Paris (Ahora Teatro La Campiña) junto a la Orquesta Municipal. Esto registra un antecedente muy significativo.
Hay otro tema interesante que tiene que ver con el dilema de los géneros musicales, más que nada porque hay quienes detestan mezclar el pop con el rock, lo cual me parece absurdo porque el vínculo es ineludible. En la primera parte mencioné la experiencia de Aditus con la Orquesta Sinfónica de los Altos Mirandinos y con la Orquesta de Rock Sinfónico; también hablé del memorable show de Desorden Público y la Sinfónica Municipal de Caracas en Caricuao, por lo que vienen a la mente el ska y los ritmos latinos. Entonces, en este segundo acto debo hacer merecida referencia al evento masivo que llevó adelante la agrupación Circo Vulkano el 4 de diciembre de 2013 con la Sinfónica Municipal de Caracas en su sede del Teatro Municipal capitalino.
Siguiendo con el tópico del “pop-rock-sinfónico” cae muy bien la expresión “Al César lo que es del César”, y mención obligada lleva el espectáculo “Algo Sinfónico Entre Tú y Yo”, que involucró al gran cantautor venezolano, Pedro Castillo junto a la Orquesta Sinfónica de Venezuela dirigida por Pedro López, teniendo como tribuna a los espacios abiertos del Centro Cultural BOD en mayo de 2011. Esta presentación sirvió para grabar un disco del mismo nombre que es muy buscado por coleccionistas. El repertorio lo integran los clásicos de Aditus pertenecientes a la etapa de Pedro, junto a las mejores canciones de su carrera solista, con arreglos del propio Pedro López junto y de Ángel Quiñones.
Resumiendo, hay que admitir que la música de Aditus tiene una magia que conecta con lo sinfónico… “hay algo eléctrico” allí definitivamente, porque ya van tres eventos separados que llevan sus hits a los predios académicos, con tres orquestas diferentes y arreglos especiales para cada una de ellas: la Sinfónica de los Altos Mirandinos, la Sinfónica de Venezuela y la Orquesta de Rock Sinfónico Simón Bolívar.
Mucho antes, el “pop sinfónico” tuvo su primera página con la Orquesta Venezuela Pop por iniciativa de otra gran figura como lo es el maestro Jesús Ignacio Pérez Perazzo, quien fue su fundador y director. Tenía cerca de 30 integrantes y se presentó por primera vez en 1968 en el “Primer Festival Pop de Venezuela”, celebrado nada menos que en la Concha Acústica de Bello Monte. Luego actuaron en otro lugar muy querido pero también cerrado hoy día para la cultura: El Hotel Humboldt y esa vez, el concierto fue hasta transmitido por Venezolana de Televisión. Estuvo influenciada por agrupaciones al estilo Frank Pourcel y Paul Mauriat.
En el “primer movimiento”, entre el trabajo de las orquestas de otras ciudades venezolanas faltó mencionar los conciertos que dio la Sinfónica de Mérida, los años 2009 y 2010, junto a una coral y banda de rock, versionando clásicos de Pink Floyd, por ello el espectáculo se llamó : “PinkFonik”. Los maestro Daniel Hurtado y César Iván Lara (ambos merideños) dirigieron la primera tanda y en la segunda solo Daniel llevó la batuta.
Entre todo este relato maravilloso de lo sinfónico acompasado con el rock que ya lleva dos movimientos, no puedo perdonarme el haber dejado en la primera edición la visita de la agrupación After Crying, una banda de rock sinfónico progresivo proveniente de Hungría, cuyo instrumento líder es el violoncelo y que también incluyen otros instrumentos como la trompeta y el piano. Este concierto se llevó a cabo en el auditorio del Colegio Emil Friedman de Caracas y fue producido por la ACIC, liderada por Alexis Lope Bello y Emanuel Abramovitz (allí los conocí).
Para esta presentación se armó una orquesta de cámara de 32 músicos, conformada por integrantes del Octeto Académico de Caracas, con un ensamble de cuerdas de la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas más percusionistas del Colegio Emil Friedman. Abramovitz destacó que esa fue la primera vez que After Crying tocó en vivo con una orquesta de verdad, sin usar pistas, lo que dio pie a que repitieran esa experiencia varias veces en Europa.
No quiero cerrar sin darle la importancia que merece el guitarrista Ángel Quiñones en estos hechos entre el rock y lo académico. Él empuño la guitarra eléctrica junto a distintas orquestas en el “Mozart Fest” y en las dos ediciones de “Pink Floyd Nuestro Tributo”; fue guitarrista fundador de la Orquesta de Rock Sinfónico Simón Bolívar y uno de sus arreglistas. Además hizo algunos de los arreglos del “Algo Sinfónico Entre Tú y Yo” para Pedro Castillo, sin contar que tiene obras escritas para guitarra eléctrica que no se han estrenado. Ahora radicado en Argentina esperemos verlo pronto de nuevo con su instrumento al frente de alguna orquesta venezolana.
¿Tendré que escribir un tercer movimiento? El tiempo lo dirá.
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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