El joven cantante y actor Igor Correa Wetter es un venezolano que ha venido sobresaliendo en el mundo del canto coral y de la ópera, y que ahora comienza a abrirse paso como actor para cine y televisión, luego de un notable paso por el teatro. También le apasiona la gerencia cultural ya que actualmente trabaja en el área administrativa de la Opera Metropolitana de Nueva York (Met).
En este momento se encuentra escribiendo, produciendo y actuando en un cortometraje en la ciudad de Nueva York y del cual pronto revelará el nombre y la fecha de estreno. A mediados de febrero saldrá a la venta su nueva producción discográfica como cantante junto a Williamson Voices y que se titula “Silence Into Light”. En paralelo trabaja en otros proyectos con el grupo Vocalis, uno para actor y piano, y un concierto de música latinoamericana.
Su carrera está llena de experiencias interesantes. Hizo una audición exitosa para el Coro Sinfónico en Westminster que lo llegó a unirse a la Filarmónica de Berlín dirigida por Sir Simon Rattle en un montaje de la Novena Sinfonía de Beethoven. Trabajó con el coro que dirigió el maestro Yannick Nezet-Séguin con la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, una de las cinco mejores de EEUU.
Grabó tres disco EEUU como parte de la agrupación Williamson Voices y otro en Venezuela con La Fundación Schola Cantorum. Ha cantado para compositores de la talla de Eric Whitacre, Morten Lauridsen y Alberto Grau. Sus solistas favoritos son Juan Diego Flórez, Michael Fabiano y Vittorio Grigolo.
Algunos de los principales escenarios del mundo han sido testigos de su talento como el Verizon Hall en el Kimmell Center de Philadelphia, el Templo de Dendur del Museo Metropolitano de Nueva York, el Carnegie Hall y en su Venezuela natal la Sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por La Música y la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño.
Igor Correa habló con Cresta Metalica en detalle sobre su pasado, presente y futuro al que mira con entusiasmo para trabajar de lleno en el cine y la televisión. Admite que seguirá buscando oportunidades en el mundo del canto lírico y también ofrece interesantes opiniones sobre el desarrollo de la ópera en Venezuela.
CM: ¿Qué opinas sobre el alto nivel musical que se ha alcanzado en Venezuela dentro del mundo sinfónico coral? … ¿cómo ves la evolución tras el trabajo de tantos años de Schola Cantorum y del Sistema Nacional de Coros?
Igor Correa: Los músicos con los que trabajé en Venezuela establecieron los modelos para cada artista que valoro y admiro ahora. La belleza del trabajo al que me expuse al comenzar mi carrera como artista en el mundo sinfónico coral venezolano es única e incomparable. Estoy orgulloso e inspirado por mi cultura. El esfuerzo por alcanzar la excelencia en el arte que he visto en Venezuela no tiene comparación.
La Fundación Schola Cantorum y la Schola Juvenil de Venezuela me ayudaron a desarrollar mi ética de trabajo al enseñarme a trabajar duro y persistir frente a las dificultades. Recuerdo haber trabajado en pasajes musicales que parecían redundantes. Pero el maestro Alberto Grau insistía en que las frases musicales, como los momentos de la vida, nunca se repiten de la misma manera. Todo, en la vida y en la música, siempre está cambiando. Nos enseñó a soñar con la excelencia y apuntar a ser mejores tanto en nuestra música como en nuestras vidas.
Después de cantar con la Schola Juvenil de Venezuela, estudie arquitectura en la Universidad Central de Venezuela. Pero incluso entonces, cuando mis amigos de «La FAU» y yo diseñábamos nuestros dibujos y construíamos nuestras maquetas hasta altas horas de la noche, nos uníamos escuchando, bailando, cantando y compartiendo la música que amamos. Durante aquellas noches de insomnio llenas de café, mucho trabajo y risas, no podía resistirme a distraer a mis compañeros de la facultad cantando, lo cual siempre terminaba en carcajadas. Fue con ellos que descubrí que tenía que volver a la música.
CM: ¿Qué opinas sobre el estado actual de la Ópera en Venezuela? Hay muchos avances, están las mejores orquestas, pero ¿qué hace falta para un mayor desarrollo?
Igor Correa: Trabajando en La Opera Metropolitana de Nueva York (Met), he visto cómo este fenómeno vive a través de la colaboración de un grupo de apasionados artistas talentosos y visionarios de negocios. Los tres grandes fueron Rudolf Bing, gerente general del Met que logró la transición de la antigua casa al Lincoln Center, Robert Moses, planificador de la ciudad que derribó un vecindario entero para construir el Lincoln Center y Wallace Harrison, arquitecto que impulsó todas las negociaciones con su equipo de arquitectos para entregar el proyecto. Necesitamos liderazgo en las artes. El arte necesita del dinero y el dinero también necesita del arte. Como dijo Oscar Wilde, «Cuando los banqueros se reúnen para cenar, discuten sobre arte. Cuando los artistas se juntan para cenar, discuten sobre el dinero». Necesitamos más auspiciantes.
CM: ¿Cuáles fueron las principales herramientas y enseñanzas artísticas que adquiriste en tu Venezuela natal?
Igor Correa: La enseñanza principal que llevo conmigo es: lleva tu corazón a todo lo que haces y hazlo con alegría. No me sirve de nada sufrir por el arte, por el acto perfecto. Puedo vivir feliz y agradecido por poder realizar mi oficio. En Venezuela y en los Estados Unidos, me digo «¡qué suerte tengo! Cuán afortunados somos de hacer un trabajo creativo, juntos, día a día. «¡Hay que disfrutarlo!
CM: ¿Cómo podrías describir la extraordinaria experiencia de haber formado marte del montaje de la Novena Sinfonía de Beethoven con la Filarmónica de Berlín y Sir Simon Rattle como director y en el Carnegie Hall?
Igor Correa: Que mágico, un momento verdadero que nunca olvidaré. ¡Ese hombre, esa orquesta y ese espacio! Un techo alto de color blanco crema se extiende desde el escenario hasta cinco niveles de cajas y balcones llenos de sillas tapizadas de color rojo. La sala es grande como cualquiera en Venezuela. Sir Simon Rattle era como un hechicero en carne y hueso. Fue la culminación de esas sesiones nocturnas en La FAU, y esos ensayos con el Maestro Grau en la Schola Juvenil.
CM: ¿Cómo lograste formar parte de ese gran montaje?
Igor Correa: Hice una audición exitosa para el Coro Sinfónico en Westminster. El cual ha ganado múltiples premios Grammy y actuado con las orquestas más famosas y renombradas como la Filarmónica de Nueva York, la Filarmónica de Los Ángeles, la Orquesta Sinfónica Nacional, la Orquesta Sinfónica de Chicago, la Filarmónica de Berlín y la Filarmónica de Viena. Con la Filarmónica de Berlín fui elegido para ser parte de dicho Selecto Coro Sinfónico.
CM: ¿Qué es lo que recuerdas con mayor cariño o los momentos más especiales de tu experiencia con la Orquesta Sinfónica de Filadelfia, una de las 5 mejores de EEUU?
Igor Correa: Trabajar con Yannick Nezet-Séguin y la Orquesta de Filadelfia en todos esos proyectos fue un sueño hecho realidad. El Coro Sinfónico tuvo una semana maravillosa de ensayos y presentación en el Kimmel Center en Filadelfia, trabajando en una gran pieza coral la mañana cuando Trump fue elegido. En el autobús al Kimmel Center, podías sentir un aire pesado, silencioso y una energía nerviosa en Verizon Hall. Cuando Yannick Nezet-Séguin subió al podio, no habló de las elecciones. Habló sobre el amor… y sobre lo que hacemos como artistas cuando enfrentamos un mundo aterrador.
Cantar en la octava sinfonía de Mahler fue especial porque también trabajamos con otros dos coros increíbles además de la orquesta. El Coro Sinfónico cantó la Bendición de Lutkin para los otros dos coros como un agradecimiento y una despedida antes de nuestra última actuación. Al igual que con la novena de Beethoven, hay algo en el mensaje de camaradería y amistad que hizo el trabajar juntos más que solo un compromiso profesional. Nuestro trabajo se convirtió en un compromiso humano el uno con el otro para cantar con nuestros corazones para el deleite del mundo.
CM: ¿Quiénes han sido tus principales influencias musicales tanto en el mundo del canto con en el mundo de la actuación?
Igor Correa: Mi formación ha sido en música clásica pero, mientras crecía, escuché mucha música popular. Olga Tañón era mi cantante favorita. Me encantan los viejos álbumes de Shakira y Jason Mraz. Cualquier cosa que mi hermana escuchaba, yo escuchaba igual. Ilegales, Los Amigos Invisibles, George Michael y The Cranberries fueron los que más se quedaron conmigo. Mi mamá solía escuchar mucho a Gilberto Santa Rosa. Adoro las gaitas con pasión: yo sé que es música navideña, pero la escucho todo el año. Mi abuelo canta tangos y boleros con una voz de tenor hermosísima. Me gusta escuchar a tenores porque me recuerdan a él. En este momento, mis favoritos son Juan Diego Flórez, Michael Fabiano y Vittorio Grigolo.
Admiro a Marlon Brando por la intensidad de su actuación, Humphrey Bogart, por la facilidad aparente con la que interpretaba todos sus papeles, y a Audra McDonald, una súper estrella en el escenario de la ópera, en la televisión y en el teatro, además es hermosa.
CM: Formaste parte de la grabación de producciones que estuvieron nominadas al Grammy… ¿qué hace falta para que Venezuela tenga una nominación o una participación similar? (Aunque con las orquestas se ha logrado)
Igor Correa: Juzgar el éxito del arte en premios es incorrecto. Realmente no puedes controlar lo que sucede después de la grabación, así que todo se basa en el trabajo y en dar lo mejor de ti. Una vez que está fuera de tus manos, ya no te pertenece. Creo que lo importante es trabajar desde un lugar honesto. Fue maravilloso formar parte de aquellos conjuntos y grabar con ellos.
CM: Como cantante ¿te gustaría incursionar en otro género musical? ¿Cuál sería y por qué?
Igor Correa: ¡Sí! ¡Me encantaría tener más experiencia en Jazz! ¿Qué es más genial que Jazz? La ciudad de Nueva York está llena de clubes de jazz y maravillosos músicos. ¡La historia del jazz es tan interesante y poderosa! Trabajé en Jazz at Lincoln Center, donde afirman que «el jazz es una metáfora de la democracia. Debido a que el jazz es improvisado, celebra la libertad personal y fomenta la expresión individual. Porque el jazz es balanceado, dedica esa libertad a encontrar y mantener un terreno común con los demás. Debido a que el jazz está arraigado en el blues, nos inspira a enfrentar la adversidad con un optimismo persistente “. Escucho a Ella Fitzgerald como loco y también a muchos otros grandes artistas de jazz.
CM: Entre el repertorio de la Ópera ¿En cuál de ellas te gustaría cantar y cuál sería el personaje que quisieras interpretar?
Igor Correa: Me encantaría interpretar a algún personaje, que muere al final: esos tenores siempre tienen una súper aria. O Fígaro, en Nozze di Fígaro, porque todavía no he logrado casarme en el escenario. ¡Y eso seria súper chévere! Desafortunadamente, el papel de Fígaro no es para Tenor. Pero uno siempre puede soñar.
CM: ¿Cuáles son tus planes futuros? ¿Dónde te visualizas en el corto plazo tanto en el canto como en la actuación?
Igor Correa: En este momento estoy escribiendo, produciendo y actuando en un cortometraje. El proyecto está en sus inicios. Tengo un gran equipo de colaboradores trabajando conmigo, y estaré encantado de revelar el resultado muy pronto. El nuevo CD en el que canté con Williamson Voices “Silence Into Light” va a salir a mediados de Febrero. También tengo algunos proyectos alineados con el grupo Vocalis, uno para actor y piano, y un concierto de música latinoamericana que incluye piezas muy interesantes.
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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@RPalmitesta @EscenarockFM