Desde pequeño se ha sentido atraído por la música clásica
Espera poder dar a conocer más al Sistema Nacional de Orquestas y su música, no solo a nivel internacional, sino también dentro del país
Por: Integrantes: Pedro Muñoz, Leonardo Castro, Andrea Salcedo, Jefferson Blanco, Oswaldo Rivero
El pasado 22 de noviembre tuvo lugar en el Centro Nacional de Acción Social por la Música, en la sala Simón Bolívar, el concierto de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio de Música Simón Bolívar, el cual estuvo bajo la batuta del maestro Diego Guzmán. Una presentación que duró aproximadamente dos horas y que deleitó al público presente con reconocidas sinfonías de la música clásica.
En el recital se pudieron apreciar los sonidos de los diferentes instrumentos tocados por lo jóvenes integrantes de la orquesta, quienes entre flautas, violines, chelos, arpa, trompetas, tubas, clarinetes y platillos dieron lo mejor de sí para dar una función de gran calidad. El acto finalmente estuvo completo con la interpretación de la Sinfonía Nº5 de Ludwig van Beethoven, la cual marcó el punto clímax de la cita y fue el momento de mayores energías encontradas por parte del público.
El maestro Guzmán se ha considerado desde siempre un luchador en pro de enaltecer la labor del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, así como también de dar a conocer la música venezolana en otras latitudes, para dar un ejemplo a nivel internacional de lo que con perseverancia, amor y esmero se puede llegar a hacer por la causa musical y por la sociedad. Luego del concierto el maestro concedió entrevista, donde contó aspectos importantes de su vida.
¿Qué influencia ha tenido su familia en su carrera? Ya que muchas veces los padres no están de acuerdo con el plan que uno elige para su vida
Diego Guzmán: Bueno, tengo la gran fortuna de que mis padres y hermanos siempre me han apoyado en todo momento, mi padre de jóven era muy fanático de la música, le gustaba tocar la guitarra y me inculcó esa pasión. Mi abuela también tuvo mucho que ver, ya que me inculcó el amor a la lectura y poesía, y me dio a conocer con personas del medio musical.
Nosotros, al igual que muchos músicos del país, éramos de escasos recursos, vivíamos en Camatagua, estado Aragua, así que me costaba llegar a San Sebastián de los Reyes, que era donde quedaba el núcleo en el que veía mis clases de música, y fue a los 11 años cuando me fui a San Juan de los Morros, que mi mamá dejó todo y se fue conmigo, eso es algo que honraré siempre y de lo cual estaré eternamente agradecido con ella.
¿Cuál diría usted que es su compositor favorito?
Diego Guzmán: Desde pequeño mi compositor favorito ha sido el ruso Dmitri Shostakovich, ya que fue un compositor, si se quiere decir, distinto, ya que retrató con la mayor claridad posible al pueblo ruso y todas las penurias por las que pasaron durante tantos años de guerras y conflictos. De su estilo lo que más me ha llamado la atención siempre, son sus obras cargadas de muchísima intensidad.
¿Alguna experiencia que lo haya marcado en su vida?
Diego Guzmán: Experiencias que me marcaron hay muchas, pero las más resaltantes te puedo decir que fueron la primera vez que viaje a China, conocer toda esa cultura asiática me abrió la mente a todo un nuevo mundo de conocimiento. También otra experiencia importante fue la visita del papa a Venezuela en 1996, en donde dirigí el himno pontificio y tuve la oportunidad de condecorar al sumo pontífice en nombre de toda la niñez venezolana y por último pero no menos importante, está el haber dirigido la Orquesta Nacional Infantil de Venezuela en España por primera vez.
Haz estado en distintos continentes, europeo, americano y asiático. ¿De qué manera han influido estas culturas en tu desenvolvimiento profesional? o ¿te mantienes fijo a tu esencia?
Diego Guzmán: Ciertamente, estas son experiencias que siempre ejercen influencia en los artistas a pesar de que tengamos un arraigue con nuestros principios y tradiciones, por supuesto, siempre se impregna de las diversas culturas. En mi caso, por supuesto, he tenido la oportunidad de aprender muchísimas cosas de cada lugar que visito, claro está, de una manera muy particular en Latinoamérica. En lo personal, siempre busco de aprender el idioma del lugar y también es una costumbre investigar las tradiciones musicales de cada país. Estos encuentros siempre me llevan a tener una actitud valorativa, donde cada vez me impresiono más de la inmensa riqueza de Venezuela.
¿Cuál público te ha brindado mayor receptividad: la audiencia nacional o la internacional?
Diego Guzmán: Es una pregunta muy difícil, pero responderé con la verdad. La receptividad ha sido más fuerte desde el ámbito internacional, es una realidad que ocurre mucho, no solo en el entorno musical, sino también de forma generalizada en lo deportivo, lo artístico y no sólo aquí en Venezuela, es algo que pasa en muchos países.
Se confunde la búsqueda de lo novedoso y lo distinto, sin embargo en Venezuela esa realidad ha ido cambiando un poco por el hecho de que el sistema también se ha internacionalizado bastante, cada vez hay más núcleos en todo el país y se ha inculcado mucho el amor hacia la música sinfónica y hacia las orquestas. Pero sigue existiendo esa situación en la cual se espera que cualquier orquesta, músico o director empiece a tener bastante éxito en el exterior para que lo tomen en cuenta acá, en cambio cuando el director está en el país de repente la receptividad es bastante positiva, pero suele ser en casos específicos.
Retomando lo de la visión y misión de la orquesta como tal, en el año 2007 se fundó la Red Penitenciaria de Orquestas y Coros. ¿Cuál es su opinión acerca de esta gran iniciativa?, ¿Cree que la música puede ayudar en la rehabilitación y reinserción social de los privados de libertad?
Diego Guzmán: Claro que sí, mira, en ese sentido te contaré una anécdota. Yo estuve un tiempo trabajando en Valencia con la Orquesta Juvenil de Carabobo. Resulta que una de las sedes infantiles estaba ubicada en una zona peligrosa del área metropolitana de Valencia, llamada Tocuyito.
Cuando se conformó la nueva orquesta infantil, se había corrido la noticia de que una persona bastante peligrosa acababa de salir de la cárcel y que andaba rondando la sede de la orquesta. Por consecuencia hubo un temor bastante generalizado hacia este personaje, resulta que un día él entra a las instalaciones, todo el mundo asustado, por supuesto, sin embargo él venía a inscribir a su niña, desde ese momento llevaba a la pequeña todos los días, nosotros le prestamos un violín a la jóven y se atendió como una alumna más. El día del concierto, la niñita estaba tocando su instrumento y de repente el padre se para con un estuche, donde traía un violín completamente nuevo, el cual había comprado después de vender sus armas de fuego. Este es un sistema de transformación y es el tipo de cambio que se puede lograr con las orquestas, los hechos hablan por sí solos. Ahora esta persona trabaja como personal de seguridad de la sede de la orquesta en Tocuyito.
¿Su ejemplo a seguir?
Diego Guzmán: Por supuesto que el maestro José Antonio Abreu, él ha sido mi norte, mis logros y todas mis cosas han sido inspiradas en el trabajo que él realiza. Me encanta su genialidad y el simple hecho de que ha luchado contra todas las adversidades y ganado el respecto del planeta, lo hace siempre un ejemplo que uno busca imitar.
¿Piensa usted en la música como un medio para impulsar a los jóvenes en sus metas personales y crear espacios de paz en la sociedad?
Diego Guzmán: Bueno, justamente esa es la misión y filosofía de las orquestas juveniles en el país, el concepto de la música como medio de rescate y prevención del delito, la música como lenguaje pacificador. Por las experiencias que he visto en las orquestas, cada día lo ratifico más, todos los que integran el sistema tienen una historia que contar, en donde la música ha sido su aliada para superar las dificultades.
¿Qué considera que le falta al Sistema Nacional de Orquestas?
Diego Guzmán: En este momento se trabaja mucho en el que se den a conocer las actividades, músicos y las diferentes orquestas que hacen vida musical en el interior del país, es uno de los puntos a los que va dirigido el trabajo del Sistema Nacional de Orquestas en este momento.
En cuanto al clima político que se vive en Venezuela, ¿afecta al desempeño de las orquestas?
Diego Guzmán: Nuestro trabajo político es como el de Shostakovich, va dirigido a las masas, a la gente, no digo con esto que seamos apolíticos, pero si me refiero a que no nos dejamos influenciar por la ideología que tenga cada quien en la orquesta. En nuestras orquestas tienen cabida todos, sin importar su ideología política, raza, estatus social o religión; en la orquesta hay unidad y se trabaja en el beneficio colectivo.
¿Se considera un profesor obsesionado por la perfección?
Diego Guzmán: Pienso que todos en su momento tenemos esa obsesión por el perfeccionismo, no he llegado a ese extremo, pero sí disfruto que las cosas se hagan bien y como deben ser.
¿Algún lugar que le ha hecho falta visitar?
Diego Guzmán: Hay dos lugares, el Amazonas, nunca he tenido la oportunidad de conocerlo, y del extranjero, la India.
¿Ha vuelto a Camatagua a hacer algún concierto por beneficencia?
Diego Guzmán: He tenido la oportunidad de ir a dar clases y reencontrarme con mi gente, aún no he tenido chance de dar otro concierto, pero siempre me mantengo en contacto con ellos.
¿Qué se plantea a largo plazo en el ámbito profesional y personal?
Diego Guzmán: En lo profesional me he fijado en seguir dando a conocer y llevar a lo más lejano a la orquesta de la cual soy fundador y que dirijo desde hace 12 años, la Orquesta Sinfónica de Yaracuy y la Orquesta de la Juventud Yaracuyana. También he trabajado con la Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio de Música Simón Bolívar con la que hay mucha química y quisiera que me siguieran invitando a trabajar con ella.
En el ámbito personal, lo que más me llenaría de alegría, sería que mis dos hijos sigan también esta carrera, la cual me ha dado los momentos más felices de mi vida y sé que también llenará de alegría las suyas.
