A continuación quiero compartir con mis lectores de Cresta Metalica, mi humilde tributo al maestro José Antonio Abreu, publicado inicialmente en venezuelasinfonica.com el 24/03/2018
Un 7 de mayo de 1939 nace en Valera, estado Trujillo, uno de los personajes más importantes de toda la historia de Venezuela: el maestro José Antonio Abreu Anselmi, quizá en aquel entonces, sus padres ni se imaginaban que había llegado la persona que cambiaría en el mundo entero la manera de entender la música y el poder que tiene para transformar y salvar vidas. Su vida fue una epopeya de logros y sacrificios, pero sacrificios que le dieron a su patria una cosecha de bienestar y esperanza.
El sábado 24 de marzo, dijo adiós el maestro José Antonio Abreu, uno de los grandes genios y mentes maestras de la humanidad, que en el futuro debería aparecer en los libros de historia universal al lado de grandes hombres como Einstein, Lincoln, Mozart, Beethoven, Darwin, Mandela, Newton, Shakespeare, Sócrates, García Márquez, Colón, etc. Y digo que “es” y no “que fue”, porque sus grandes ideas se mantienen más vivas que nunca, ya no son solo de él, sino que gracias a su labor se han beneficiado casi un millón de niños y jóvenes junto con sus familias, y si sumamos a quienes se favorecen en los 72 países del mundo que han replicado al sistema que él creo, queda una cifra millonaria en el panorama global.
Tuvo la visión inquebrantable de crear el programa sociocultural más exitoso y replicado del mundo entero, por lo que estamos hablando del mejor gerente que ha tenido Venezuela. Su programa ha sembrado de orquestas a todo el país con 440 núcleos y tenemos 1326 módulos de enseñanza. De esa manera Venezuela tiene más orquestas que toda Europa. Él siempre encontraba la manera de sacar lo mejor de cada quien y de apagar la oscuridad que cada quien lleva dentro, era un hombre de luz, un abridor de caminos.
¿Cómo llegó a conocer la música? Abreu comenzó a estudiar música con Doralisa Jiménez de Medina, en Barquisimeto. Luego asistió a la Academia de Declamación Musical de Caracas en 1957, donde estudió piano con Moisés Moleiro, el órgano y clavecín con Evencio Castellanos y composición nada menos que con Vicente Emilio Sojo en la Escuela Superior de Música José Ángel Lamas, en la que obtuvo los títulos de profesor ejecutante y maestro compositor. De allí fue nutriéndose, desarrollando su potencial, hasta convertirse en un excelso director de orquestas, siendo Gonzalo Castellanos Yumar uno de sus maestros en el arte de manejar la batuta. En 1967, recibió el Premio Nacional de Música Sinfónica por su creatividad como compositor.
Este ilustre realizador de sueños ahora yace en los registros de la historia venezolana al lado de los grandes hombres, los constructores del país: Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, Rómulo Gallegos, Jesús Soto, Cruz Díez, José Gregorio Hernández, Jacinto Convit, Simón Díaz, Vicente Emilio Sojo, Inocente Carreño, Teresa Carreño.
Figura inmortal
Él es el mejor ejemplo de que los sueños, por muy lejanos que sean, pueden ser alcanzados, aunque tome tiempo, pero nunca hay que perder la Fe y ser constantes. Cuando El Sistema estaba comenzando muchas personas se burlaban de él o pensaban que no estaba en sus cabales cuando afirmaba que iba a crear orquestas que tocaría en los mejores teatros del mundo y que grabarían para los mejores sellos discográficos, y fue más allá, afirmando que tendrían su propia sede; pero sobre todo siempre estuvo claro en que convertiría a Venezuela en una potencia mundial de la música académica. Lo criticaron pero el tiempo le dio la razón cumpliendo con todo lo que se había propuesto y hasta más allá, porque hace más de 40 años nadie imagino que Venezuela tendría más orquestas que todos los países de Europa juntos, y que la mayoría de las naciones del primer mundo vinieran a preguntarle “¿cómo lo hiciste? Por favor enséñanos a hacerlo”.
Un hombre incansable
Una de las frases más célebres del maestro era “Para el descanso…el descanso eterno” y esa era su respuesta cuando alguien tenía la osadía de decirle: “maestro, usted debe descansar”, y en algún momento todos pagaron la novatada de decírselo…y finalmente lo obtuvo, tras luchar con muchas complicaciones de salud.
Recuerdo que en 2010 tenía apenas pocos meses trabajando en la institución y en una de nuestras reuniones lo vi quebrantado por una gripe, y entonces cometí el error de recomendarle que descansara… su respuesta inmediata y en tono severo fue: “cuando muera tendré todo el tiempo del mundo para descansar, mientras tenemos mucho trabajo que hacer, así que concéntrate en lo que estamos haciendo”.
Son muchas las anécdotas que tienen que ver el “descanso” y el maestro Abreu. Recuerdo cuando en 2012 veníamos de regreso a Venezuela de la gira europea de la OSJC y en el avión, mandó a llamar a un grupo de músicos para pedirles una reunión en pleno vuelo, luego les dijo que al llegar debían ir a su oficina a continuar la asamblea y uno de los muchachos le dijo “¡al llegar maestro! Venimos cansados”, y él le respondió: “pero mi querido, que cansado va a estar si viene de pasar 8 horas cómodamente sentado en el avión”… y fueron varias las oportunidades en las que él, al aterrizar el avión, luego seguía directo a su oficina.
Claramente me acuerdo cuando estuvimos en San Petersburgo, Rusia, también con la OSJC y venían de dar un concierto nada menos que en el legendario Teatro Marinsky, me mandó a llamar a la 02:00 am a mi habitación para que subiera a la suya porque tenía dudas con la nota de prensa que iba a salir al día siguiente para los medios de comunicación…y esa no fue la única llamada en altas horas de la noche, siempre era por una buena razón, porque además la llamada venía con una importante lección.
Gerente modelo
El maestro supo combinar sus destrezas musicales con sus conocimientos del área académica ya que se graduó de economista en la Universidad Católica Andrés Bello, área del conocimiento en la que también era muy respetado, inclusive entre 1960 y 1970 impartió la cátedra de Economía en distintas universidades venezolanas. Entre 1989 y 1995 se desempeñó en los cargos de Ministro de la Cultura, Vicepresidente y Director del extinto Consejo Nacional de la Cultura (Conac), Diputado al Congreso Nacional de la República, Director de Planificación de Cordiplan y Asesor del Concejo Nacional de Economía.
El maestro no solo se preocupó por enseñar música a sus pupilos, también, en quienes veía que podían ser potenciales directores de núcleo u ocupar algún cargo administrativo dentro de la institución, se esmeraba por enseñarles y orientarles en el arte de la gerencia. Sostuvo la tesis de que quiénes mejores que los que han tocado y luchado para ocupar los principales puestos gerenciales de los centros de enseñanza.
Son numerosos los casos de músicos que comparten su tiempo en el atril o en el podio con el tiempo en la oficina. Algunos se retiran de la música solo para dedicarse a gerenciar y dirigir la institución. Veló porque muchos de ellos recibieran además preparación académica facilitando el acceso a cursos, postgrado, diplomados, seminarios y cursos de idiomas.
Para aprender en materia de gerencia, trabajar con el maestro Abreu era el equivalente a hacer un curso intensivo o diplomado, inclusive aún mejor, porque la visión que él tenía no se enseña en todas partes. Varios directivos bromeaban sanamente cuando algún periodista les preguntaba dónde habían aprendido el arte de la gerencia, ellos respondían “en el instituto de gerencia Dr. José Antonio Abreu”. Por mi parte valoro cada segundo que estuve a su lado y siempre estaré agradecido con él por hacer compartido sus conocimientos con tanto entusiasmo y pasión.
Maestro de la Diplomacia
Parte del éxito de El Sistema se debe a las habilidades diplomáticas del maestro. Era impresionante verle hablar, mediar, coordinar y gerenciar entre partes en conflicto, siempre encontraba una solución que favoreciera a ambas lados y que además garantizara las relaciones futuras con la otra parte. También sabía cómo ganarse el respeto de las autoridades en cada rincón del mundo. Ciudad que pisaba junto a sus orquestas, ciudad en la que su alcalde lo recibía. Al reunirse con directivos de otras instituciones educativas o de aquellas que replicaban a El Sistema en su respectivo país, conseguía algún acuerdo o convenio y ni hablar de la brillante idea de las orquestas binacionales que tantas manos estrecharon.
Cuando un director de núcleo o coordinador regional (autoridad máxima de El Sistema en cada estado) enfrenta el reto de llevar las riendas de la institución, siempre deberá cosechar excelentes relaciones con alcaldes, gobernadores, concejales, párrocos, líderes comunitarios, etc. Y es algo que no se logra de la noche a la mañana. El maestro bien sea con su enseñanza directa o con su ejemplo ha orientado e inspirado a numerosos directivos que han alcanzado gestiones exitosas.
Él afirmaba que a través de la diplomacia se conseguían más y mejores objetivos que con la confrontación. “Cualquier puede alzar su voz y empezar a gritar” nos decía. Mi vida cambio 100% para bien desde que él me enseñó el camino de la diplomacia y el valor del entendimiento mutuo, y como yo somos miles.
Un hombre mediático
José Antonio Abreu siempre valoró el trabajo de los periodistas y comprendió la importancia y el peso que tenían los medios de comunicación para la consolidación y difusión de su proyecto. Atendía a todos los que podía a veces a riesgo de su salud, pero no rechazaba una entrevista. Cuando su condición física mermó fue cuando lamentablemente tuvo que reducir sus apariciones en entrevistas y programas, tanto de radio como de televisión.
Además era un excelente vocero y daba las mejores entrevistas, no había un periodista que no quedará hechizado con su verbo y su carisma. Sus ruedas de prensa eran emocionantes y por demás aulas abiertas de cómo se debe hablar en público. Sentía un profundo respeto por los profesionales de la comunicación y procuró que la Dirección de Comunicaciones de El Sistema tuviera un equipo completo. En las giras internacionales no faltaba la presencia de los periodistas venezolanos, quienes recibían un trato de primera.
Un hombre muy religioso y espiritual
Para aumentar mi admiración por el maestro José Antonio Abreu pronto descubrí que era un hombre sumamente religioso, un católico ferviente, muy mariano y que siempre tenía tiempo para agradecer a Dios. Siempre hacia un aparte en su apretada agenda para cumplir con Dios.
Recuerdo que en las giras, no importa el país en que nos encontráramos, siempre había que buscar una iglesia para que él pudiera ir a orar. Cuando fuimos con la OSSBV a Turquía, fue muy difícil encontrar una iglesia católica y encontramos una ortodoxa bien escondida, pero hasta allí fue a dar gracias a Dios y a pedir por sus muchachos. Recuerdo con cariño aquel miércoles de cenizas del año 2011 cuando me lo encontré en la misa de la Iglesia Nuestra Señora de la Caridad del Cobre (Santa Paula, Caracas), y al final de la misa me comentó lo importante que para él representaba ese día… “tenía que hacer el esfuerzo y valió la pena”, me dijo con una sonrisa.
Cuando fuimos a Portugal como parte de la gira de la Sinfónica Juvenil de Caracas de 2012, aprovechó la oportunidad para organizar una visita al Santuario de la Virgen de Fátima para todos los músicos que quisieron ir. Fue conmovedor verlo explicar a sus muchachos la importancia de ese lugar, él mismo les hizo un recorrido y luego se puso a orar con ellos.
El pueblo de San Sebastián de los Reyes del estado Aragua tiene una capilla muy hermosa, también en honor a la Virgen de la Caridad del Cobre, y en una de sus visitas, fue inolvidable ver la humildad con la cual entró al recinto y se sentó a dar gracias a Dios y a orar con fervor.
Un hombre de una gran sencillez
Él nunca fue un hombre ostentoso ni de grandes lujos. De tantas veces que fui a trabajar con él en su oficina se me quedó grabado su mobiliario antiguo y sencillo, su celular de tapita y su central telefónica de las viejas, posiblemente de los años 80. No había lujos en su oficina, pero si abundaban los libros, los discos, imágenes de la virgen y de varios santos, así como muchas fotos de sus pupilos. Lamentablemente también había varios equipos médicos. El vehículo que lo transportaba estaba lejos de ser un último modelo, eso para él no significaba nada, para él lo importante era cumplir con su trabajo, con su misión y ayudar a todo el que pudiera.
Tampoco le gustaba la adulación y los elogios en público. Al terminar las reuniones que tenían que ver con área comunicacional, en un par de oportunidades me comentaba que a veces le molestaba que no se atrevían a contrariarlo o de decirle que se equivocaba bien sea por que le temían o para adularlo. “Yo te agradezco que me hayas dado tu opinión, así sea contraria a la mía”, me dijo al final de una de tantas reuniones de planificación comunicacional.
Amante del dulce
En una de tantas entrevistas que concedió le preguntaron ¿cuál era su principal debilidad? Y el sin parpadear respondió: “el dulce”. Así era porque su condición de salud no le permitía excederse con la ingesta de dulces, pero igual era muy chuchero pese a los regaños y las advertencias que le hacían con cariño sus seres queridos más allegados.
Cómo olvidar el momento en que habría las gavetas de su escritorio sacaba varias golosinas, siendo la mayoría de ellas bajas en azúcar. Además que siempre compartía. Un día en plenas vacaciones bajé a su oficina a hacerle una consulta y él me comentó por teléfono que lo esperara porque estaba muy ocupado atendiendo unas visitas muy importantes. Cuando finalmente me mandó a pasar sus visitantes eran un grupo de niños que alegremente jugaban con él, compartiendo además sus dulces con ellos. Eran varios de los hijos de profesores y del personal administrativo que estaban con sus hijos ya que estaban en plenas vacaciones escolares.
Fuente: www.venezuelasinfonica.com
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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