En el marco de la 3ra edición de 4 Cuartos, los invitamos a participar en el Taller Bordado Híbrido: la estampa del tiempo, a realizarse el próximo sábado 11 de mayo y será dictado por las artistas Isabel Cisneros y Malu Valerio.
Los participantes podrán aproximarse a procesos mixtos de ensamblaje y técnicas de bordado libre que integran diversos materiales que se refieren al tiempo y a concepciones colectivas de desarrollo y obsolescencia.
El recurso descartable o desechado como materia creativa habla de integraciones entre lo arcaico y lo recientemente procesado, lo manual y lo industrial, lo derruido y lo nuevo.
Dirigido a jóvenes y adultos. Cupos limitados Incluye materiales Información e inscripciones comunicarse al teléfono +584246019251 [email protected]
“4 Cuartos: Una habitación propia” pasea al espectador por cuatro espacios que, en palabras de la investigadora de artes visuales Gabriela Mesones, nos hablan desde la nostalgia, de un mundo que reside más allá de sí mismo, de sus azotes de oscuridad, la violencia que sale de sus sombras, sus estrategias de poder y su creación de vulnerabilidad.
“Vemos acá cuatro rincones de la naturaleza vistos a través del temperamento (…) Acá hay cuatro cuartos que subrayan las atrocidades del mundo y la belleza de la destrucción. Son cuatro cuartos sin miedo ni pudor, en los que se vislumbran las migajas de algo que alguna vez estuvo vivo”, afirma Gabriela Mesones en el texto que acompaña la muestra.
Isabel Cisneros exhibe una selección de ensamblajes hechos en la oscuridad, que bajo el título «Obsolescencia«, se remiten a la mágica relación con la tecnología en tiempos de censura, colapso energético y economías fracturadas. “Cada pieza es una oda a la lentitud, al desgaste, a la antigüedad de las carcasas de metal con las que hacemos vida y la astucia humana impresa sobre ellas. Si la tecnología fue hecha a imagen y semejanza del hombre que la opera, poco sorprende que nuestro sistema de vida haya colapsado junto a las adquisiciones tecnológicas que nos ayudan a sobrellevarla”.
Dianora Pérez presenta una propuesta titulada «Gedeón«, en la que a partir de la búsqueda de sintonía con un paisaje de guerra, palabras y/o imágenes que se quedaron atrapadas en la virtualidad, muestra una serie de grabados que corresponden al último mensaje de voz transmitido por las siete víctimas de la masacre del Junquito, según se desprende del texto de Gabriela Mesones. “Cada grabado retrata un fragmento de vida, y con ellos, preguntas en torno a la transmutación de la muerte y su encuentro con el espíritu humano, aunque inquebrantable, finito, vulnerable, en busca de una última conexión humana antes de la despedida”.
Malu Valerio expone una instalación titulada «Morada», en la que aborda la violencia contenida en los procesos domésticos, a través de multiformatos que se enfocan en la vida de uno de los casos de violencia de género más desgarradores de la historia contemporánea venezolana, como es el de Linda Loaiza. Según describe Mesones, “en esta instalación podemos hurgar, poco a poco, en la ruptura de identidad. En esta habitación no se aceptan espectadores, solo investigadores latentes de mirada fija en las dinámicas de abuso detrás de la violencia física, estatal, policial y mediática que conforman las jerarquías de poder a través del género. Morada es un océano de tela y violencia, pero también es un susurro de fuerza oculta y búsqueda de sosiego”.
María Virginia Pineda participa en la muestra con «Paisaje a Máquina», donde “habla desde la descripción para encarar la historia y su aproximación al género. Se recurre al arte como pensamiento, a un mundo sin color, imagen o sensación, a un universo de palabra y razón, que nos remite a las posibilidades ocultas del alma. Sin embargo, la pulsión a la razón deja un vacío, la nostalgia por el sentir nos remite a otro abismo, a un universo sin alma ni suelo, a un alma sin carne ni sangre”.