Soy una persona que sigue muchísimo el Twitter, en fin, se ha convertido en nuestro noticiero inmediato, nuestra farmacia y nuestro centro de “dateo” de lo que llega en los supermercados. Es un poco triste, ¿no creen? A lo que hemos llegado: a un país con grandes riquezas petroleras y naturales, y su población pasando hambre, miserias y enfermedades.
¿Quiénes son los culpables? Obviamente ya todos sabemos quiénes son, creo que no hace falta recordarlo, pero sí quiero decirles algo: somos nosotros quienes le pagamos con nuestros impuestos a un régimen implantado que se sigue sosteniendo a toda costa sin importar a quiénes se lleven por delante, sin importar si alguien muere de mengua, si alguien dejó de desayunar, almorzar o cenar para alimentar a sus hijos; sin importar si un niño muere por desnutrición o por falta de suero para dializarse o aplicarse una quimioterapia (si la consiguen).
Siento que la frustración o arrechera está centrada en una sola dirección: atacar a la dirigencia opositora. Yo les digo algo, aquí analizando un poco este hecho, hay que tener guáramo (por no decir otra expresión) para darle la cara a un régimen asesino, a uno de los “gobiernos” más corruptos que tuvo la historia de nuestro país en estos 17 años. TODOS critican por las redes lo que la oposición hace o deja de hacer pero NADIE da una propuesta sensata para solucionar esas fallas que tanto critican a diario; nadie se acerca a sus diputados, a su partido político de preferencia para proponer en vez de criticar. Son tantos los problemas que nos acechan a diario que muchas veces es difícil establecer prioridades. Todos señalan con nombre y apellido, pero detrás de las redes son contadas las personas que afrontan a un régimen indolente ante la peor crisis humanitaria que nos tocó vivir. Sinceramente me molesta la posición fácil de criticar detrás de un teclado y no hacen nada: no se suman como testigos en mesas electorales, no aportan, no marchan… Solo se quejan y señalan.
La Asamblea Nacional hace su trabajo: legislar. El gobernador de Miranda sigue trabajando por su gobernación en zonas realmente necesitadas y además es quien da la cara… Es momento de dejar el rencor a un lado, si no nos unimos en estos momentos tan difíciles, jamás habremos aprendido la lección que nos dejó un miserable legado que nunca existió, que quedó en promesas y utopías.
No creo en líderes y no persigo ningún partido político, jamás lo he hecho. Creo en la gente, creo en el trabajo duro para salir adelante, en ayudar al que tienes al lado, en brindar la mano al necesitado. Venezuela es un país hermoso, pero solo le hace falta gente que la quiera, que la cuiden, que la mimen y le pongan una curita en las heridas para que no sangre más.
Por: Mónica Herrero
@moniqueee1982 (Twitter)