Las hermanas Prisca y Marieva Dávila superaron con éxito el reto de hacer una gira de conciertos por tres de las principales ciudades de Canadá con el proyecto Un piano, dos hermanas. El primer triunfo lo obtuvieron en el LulaWorld Festival (prestigiosa cita dedicada al World Music) que se realizó en Toronto; luego en el local venezolano Bocadillo Bistro de Montreal y cerraron en el Ottawa Perez Hall, de la ciudad de Ottawa. Ambas unieron sus talentos en el piano, canto y baile, llevando su encantadora mezcla de ritmos y estilos de Venezuela fusionados con el jazz. Se apoyaron en un repertorio que repaso su diversa e interesante discografía. Estuvieron acompañadas por su padre, el saxofonista y flautista Eduardo Dávila.
El Lula Lounge es el lugar por excelencia de la música latina en Toronto y además es una fundación que tiene 16 años promoviendo la música en vivo y el arte latino en general. La audiencia que asistió al LulaWorld Festival era principalmente canadiense, lo que le dio una oportunidad a las hermanas de mostrar la diversidad cultural de su país; pero también se dio cita público proveniente de otras naciones que viajó al evento dada la fama del festival, así como venezolanos residenciados en Canadá.
“El público quedó encantado con nuestra presentación. Recuerdo que una señora se me acercó y me dijo: “you are really creative” (eres muy creativa). Recibimos buenos comentarios y tenemos las puertas abiertas para nuevos retos. Fue muy interesante como en lugar después que terminó el concierto, movieron el piano y las sillas y se convirtió en una pista de baile y una profesora filipina da clases de como bailar salsa. Más tarde seguía la rumba porque tocaba una orquesta de salsa, en realidad se trata de un lugar de encuentro para los latinoamericanos y fue un placer tocar allí”, explicó Prisca Dávila.
“Nos encantó trabajar con el percusionista colombiano Juan Carlos Medrano, que nos había recomendado la directora artística del festival, excelente profesional con muchos años viviendo en Toronto y con una gran calidad humana. Estaba encantado con el merengue venezolano y en general con nuestros ritmos, con los cuales estaba ya familiarizado porque toca con Eliana Cuevas, una cantante venezolana que tiene 20 años viviendo en Canadá”, añadió.
El concierto en Montreal tuvo lugar en el Bocadillo Bistro, un local de una pareja de venezolanos que llevan 10 años en la ciudad. Pese a la cantidad de criollos que se han mudado a dicha urbe (la segunda más grande después de Toronto), era todo un reto porque se trata de la comunidad francófona, con una identidad más europea, sin embargo cayeron ante el encanto de las hermanas Dávila y sus fusiones.
Prisca relató que al llegar al local “era como estar en Venezuela, la comida, las bebidas, los postres, y el público conformado por venezolano, canadienses, españoles y mexicanos, entre las nacionalidades que recuerdo. Los venezolanos se emocionaron mucho, algunos tenían muchos años viviendo allá y nos daban las gracias por llevar un pedazo de su país. En Montreal tuvimos una rueda de prensa y conocimos a gente de los medios latinos de la ciudad”.
El tercer concierto del tour tuvo como escenario al Auditorio de la Universidad de Ottawa, ante un público en su gran mayoría canadiense. “El auditorio tenía un piano Yamaha de cola nuevo con un sonido maravilloso y también una acústica que realmente me sentí como si estaba en el cielo, muy inspirador, tocamos más piezas a piano solo y disfrutamos mucho. La producción estuvo a cargo de tucuatro.com y fue excelente. En Ottawa, al igual que en Toronto, tuvimos la oportunidad de conocer músicos de distintos países, reencontrarnos con otros, disfrutar de sus propuestas, así como de asistir a jam session y conciertos”, comentó la artista.
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