Bajo un cielo despejado azul celeste, vuelan las gaviotas y en el puerto olímpico, donde lo que se encuentre de comer es suyo no importa si proviene de las manos de un infante o de un hombre hambriento. Allí van esas gaviotas con una agresividad grácil y velocidad fugaz a tomar lo que ellas creen que por territorio y derecho les pertenece.
Esté, su puerto, fue de ellas antes que de nadie, y ningún gordito rojo con una cámara en el cuello las convencerá de lo contrario, o eso deben pensar ellas.
En otro lado de la ciudad pero no muy lejos, en el pleno corazón de Barcelona hay otra especie que algunos llaman plaga, a muchos repugna y otros alimentan cada día, esa típica viejita con la bolsita de arroz, las Palomas. En plaza Cataluña ya es casi una atracción verlas todas aglomeradas y volar en grupos. Algunos se paran en el centro de la plaza a tomar videos y selfies rodeados de ellas y otros huyen despavoridos cuando la primera vuela en su dirección.
Y es así como funciona todo por estos lares, las gaviotas reclaman su comida picoteando o ensuciando la ropa como con un bombardero desde el cielo. Las palomas reclaman el arroz y las migas de plaza Cataluña, La gente local reclama como suyo un edificio, sacando banderitas por la Ventana junto con un letrero que diga «CAP PIS TURISTIC» (no más turistas?) los españoles se quejan del inglés que viene a emborracharse, el catalán se queja del español y de sus desigualdades.
Sentada bajo el sol de un puente colgante sobre agua, no puedo hacer más que pensar en la coexistencia maravillosa en la que nos movemos y los pocos que la vemos con agrado… ¿Qué sería de la gaviota sin el gordito de la cámara y su fantástico sandwich? ¿Que sería de las palomas sin esa viejita o de plaza Cataluña sin su atracción avícola? ¿Qué sería del edificio o del negocio de la esquina que vende mapas y toallas con el nombre de una de las ciudades más visitadas del mundo? ¿Qué pasaría si realmente CAP PIS TURISTIC se cumpliera? ¿Qué sería del español sin el inglés que viene a dejar sus libras en casas de cambio y su cambio en todas partes? ¿Qué seriamos si no conviviésemos todos en este paraíso?
Barcelona, es mi ciudad, de las gaviotas, de las palomas, de los locales de siempre, de los turistas de paso, de los españoles y de los catalanes. Porque Barcelona es de quien la ame, pero que la ame bien! Que la ame de verdad, que se enamoré de ella cada día y que la defienda con la misma ferocidad que las gaviotas a su puerto.
Por: Katherine Marull
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