El 2016 bien puedo haber sido cualquiera de las fechas históricas en lo que a Thrash Metal se refiere de la década de los 80´s o de principios de los 90´s, porque evidentemente fue un año muy thrash en todo el sentido de la palabra (valga la redundancia) debido a que sus principales exponentes (menos Slayer que editó en 2015) lanzaron sus discos a lo largo de los pasados 12 meses: Metallica, Megadeth, Anthrax, Testament, Suicidal Tendencies, Sodom, Destruction y Death Angel solo por nombrar a los más famosos.
Parece que todos estos grupos se hubieran puesto de acuerdo para decretar al 2016 como un año thrash y cuya fiebre se contagiará durante 2017 con la gira de muchas de estas bandas, más los lanzamientos de los discos de Kreator y Overkill, previstos para los primeros meses de 2017.
Quizá el nuevo disco de Metallica no tenga el altísimo nivel musical, virtuosismo y complejidad técnica y compositiva que tienen los álbumes de Megadeth, Anthrax, Testament o inclusive Destruction; tampoco su velocidad, distorsión y contundencia, pero recordemos una cosa: el rock no solo se trata de muchas notas, alto nivel de volumen y rapidez… el rock también es feeling, es corazón y es cuestión de actitud, quizá por eso el nuevo trabajo de Metallica tenga tanto favoritismo y aceptación, lleva el mérito de ser menos notas pero mucho corazón, mucha energía y también un regreso al sonido genuino que ellos habían creado hace más de 30 años.
Ni James Hetfield, ni Lars Ulrich, inclusive ni siquiera Kirk Hammeth tienen actualmente el nivel musical, las habilidades y la potencia que puedan tener los integrantes de las otras bandas mencionadas, pero: saben llegar, saben colarse, saben componer con mucha sapiencia y han calado con su nuevo CD no solo en los adeptos al metal, también lo logran dentro del público general y esta vez no pueden acusarlos de comerciales o de usar baladas para vender, como pasó con el disco negro o con Load / Reload. Esta nueva producción no tiene nada comercial, todo lo contrario y aun así pueden captar la atención tanto de sus fans como de alguien que no había escuchado rock.
Megadeth quiso reencontrarse con el estilo que practicó en sus primeros discos, pero con elementos del presente. En Dystopia mantuvieron sus altos estándares de virtuosísimo y complejidad compositiva, como tienen acostumbrados a sus seguidores. No volvió a su formación clásica, algo que tanto pedían los fans, pero Mustaine y Ellefson buscaron un equipo muy efectivo con el virtuoso guitarrista brasileño Kiko Loureiro y el super baterista Chris Adler para grabar el disco más exitoso en lo que ha exposición y nivel de ventas se refiere desde la época de Countdown to Extinction.
Anthrax por su parte prefirió experimentar, con For All Kings, el disco más innovador de su carrera, arriesgándose a jugar con el elemento progresivo y abordando la complejidad de sus composiciones, pero eso sí: sin abandonar su sonido y su gran personalidad. Testament en cambió también optó por mantener su estilo fiel a la vieja escuela: rápido, directo, crudo y apabullante.
Siempre he pensado que la banda alemana Destruction es la más infravalorada, subestimada y menos promovida de la movida del thrash mundial, pudiendo ser una de las monarcas. Su nuevo disco Under attack no tiene nada que envidiar a los norteamericanos y más bien los opaca en lo que a ferocidad y contundencia se refiere. Este trío germano sin duda es una maquinaria de hacer thrash aplastante y sin predisposiciones. Lo mismo sucede con Sodom, otro trío germano, menos veloz que los anteriores, pero con mucho carisma y un sonido genuino. Editaron un gran disco con Decision Day, thrash irreverente sin límites y con su marca registrada.
Otro trío alemán, Rage, que si bien no es thrash en un 100%, con su nueva placa The Devil Strikes Again, retomaron su antigua forma de combinar el heavy metal con fuertes influencias del “bay area”. The Evil Divide significó un paso hacia delante en la carrera de los californianos de Death Angel, quienes también optaron por la senda de la vieja guardia pero con un sonido salvaje y oscuro, basado en una producción muy bien llevada.
No se puede cerrar este análisis sin hablar de Suicidal Tendencies y su World gone mad, un disco ambicioso, bien pensado, menos directo, más técnico que sus antecesores y un movimiento muy inteligente para intentar recuperar la fama y aceptación. El vocalista y fundador Mike Muir y el fiel guitarrista Dean Pleasants reclutaron nada menos que al ex – Slayer, Dave Lombardo, abriendo así muchas posibilidades sonoras.
Sin duda, por tan buenos resultados del excelente material que fue lanzado más las giras multitudinarias de soporte y promoción, el 2016 quedará en la memoria como uno de los mejores años del thrash metal de los últimos 10 años.
Por: Roberto C. Palmitesta R.
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