La imagen suma más de 1 millón de Me Gustan (Likes) y Compartir (Shares), es la portada de un libro publicado en Alemania y ha sido utilizada por artistas como Laura Pausini, Miguel Bosé y J Balvin para mostrar su solidaridad con Venezuela.
Prensa Cresta Metalica
En febrero de 2016, cuando el fotógrafo Jon Cárdenas subió a la mítica Torre de David junto a un grupo de colegas para realizar un reportaje, nunca se imaginó que tomaría la foto que cambiaría realidades y que se convertiría en fuente de inspiración para la lucha democrática en Venezuela, pero que al mismo tiempo casi le cuesta la vida. Con ella ha alimentado la esperanza de millones de venezolanos que luchan por la libertad y su mensaje se mantiene vigente.
La imagen es utilizada como portada del libro “Venezuela chroniken einer gescheiterten revolution” (Venezuela-crónicas del fracaso de una revolución), publicado en Alemania y escrito por Sandra Weiss. Tal es su impacto visual que artistas de la talla de Miguel Bosé, Laura Pausini, J Balvin y Jason Silva (animador del programa Brain Games de Nextflix) la han publicado en sus redes sociales a la hora de transmitir mensajes de solidaridad para los venezolanos. Se estima que la foto haya superado el millón de me gustan (Likes) y compartir (Shares) en todo el mundo, marcando un hito para un fotógrafo nacido en Venezuela.
Pero en realidad ¿qué quería transmitir Jon Cárdenas con esa foto que casi le cuesta la vida? Para el artista, la imagen que retrata a un joven sosteniendo la bandera de Venezuela en la cima de la Torre de David, en pleno atardecer, representa “la belleza sobre la oscuridad, la esperanza sobre la tristeza, renacer, optimismo, esperanza y libertad. Con ella quiero recordarle a la gente quiénes somos, de dónde venimos y a dónde queremos llegar como sociedad, porque somos gente de valores, gente de bien, talentosa, cariñosa y alegre. A través de la imagen quiero transmitir esa fe y la esperanza que necesitamos, porque no podemos permitir que esta situación que estamos viviendo nos detenga”.
El fotógrafo Jon Cárdenas es un fotógrafo venezolano dedicado a perseguir experiencias, tal como se denomina uno de sus proyectos #ChasingExperiences / #PersiguiendoExperiencias. A lo largo de su trayectoria ha logrado importantes menciones digitales a través de las redes sociales, así como exhibiciones en galerías de arte, incluyendo el Festival de Diseño de Londres, donde una de sus fotografías fue seleccionada y expuesta. También distintas marcas importantes de relojes y de ropa, tanto venezolanas como internacionales lo han buscado por sus habilidades con el lente.
“Una vez publicada en el libro de Sandra Weiss, comencé a compartir la foto mediante mis redes sociales para recordar a nuestros hermanos venezolanos la importancia de nuestra existencia, el valor de nuestras raíces y la relevancia de mantener la fe y la esperanza. Luego se hizo viral a través de medios de comunicación, instituciones, empresas, artistas y de la gente en general, hasta que se convirtió en un símbolo. Se perdió el seguimiento de quién era el autor, al principio me afectó un poco, pero reflexioné y no me importó, porque se logró el objetivo de transmitir esos sentimientos y esa belleza que tenemos como país y que no podemos olvidar así tengamos situaciones adversas”, enfatizó Cárdenas.
Relato entre la vida y la muerte
Para entender el por qué esa foto es tan especial hay que conocer la historia que se esconde detrás y se remonta a febrero de 2016: “Varios amigos fotógrafos decidimos aventurarnos para explorar la Torre de David y así documentarla a fondo. Al llegar vimos que estaba vigilada por militares; hablamos con ellos, logramos convencerlos para entrar, subimos y nos encontramos con una estructura abandonada realmente impresionante, todo un laberinto. Al mismo tiempo estábamos conscientes del peligro que corríamos allí adentro, no había nada que garantizara nuestra seguridad. Pudimos sentir la carga emocional que contiene el sitio, como la tristeza, el miedo y al mismo tiempo la esperanza de muchos que no tenían hogar”.
“Subimos hasta el helipuerto, luego de subir 45 pisos, la aventura se volvía más interesante, nos sentimos en la cima de algo especial, la vista era impactante, maravillosa, tomamos varias fotos, y fue cuando un amigo sacó la bandera que tenía. Entonces comenzamos a hacer unas tomas fotográficas con el tricolor para rememorar y darle un significado mayor a la experiencia. Caía la noche, nos preocupamos porque teníamos que bajar, llegamos hasta la planta baja a través de un laberinto de profunda oscuridad. Todo parecía normal, pero a pocos metros de donde se encontraban los militares de la entrada, sentimos como un carro con las luces apagadas venia rodando y de la ventana salió un hombre con un arma gritando: “péguense a la pared que los vamos a matar”. Comenzamos a correr por nuestras vidas, pero el sujeto encapuchado con el arma en mano seguía corriendo detrás de mí. Gracias a que corrimos en direcciones distintas logramos salvarnos”, agregó.
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