Octubre de 2024 fue un mes importante para el sector musical en Venezuela y eso se debe a que por primera vez en la historia inició el primer Diplomado de Music Business en Venezuela, gracias a la unión de fuerzas entre Cúsica y la Universidad Monteávila.
Pero el creador de dicha idea, quien funge de director y profesor del curso, es el promotor cultural Max Manzano, hoy locutor de Megaweekend por el Circuito Mega, editor en jefe y coordinador de comunicaciones de Cúsica y un personaje que tiene un poco más de dos décadas trabajando en la escena musical, sobre todo en el rock, el metal y lo alternativo.
Hoy Manzano está enfocado en trabajar en la reconstrucción de la industria musical venezolana en general a través de la formación educativa y este diplomado es su primer aporte para esta nueva faceta. Hace dos años en Cresta Metalica conversamos con él sobre su salida de la dirección de la Fundación Nuevas Bandas después de casi 17 años en dicha institución y hoy quisimos ahondar sobre este nuevo proyecto educativo que recién inició su primera edición.
CM: ¿Cómo surgió la idea de crear el primer Diplomado de Music Business en Venezuela y qué te inspiró a llevarlo a cabo?
Max Manzano: Bueno, la idea la tenía engavetada desde hace bastante rato. De hecho, en algunas entrevistas, por ejemplo, la que tuve hace par de años en Desde El Staff con Nestor Martínez, estuve tentado a hablar de ella pero me frené porque sentía en ese momento que la posibilidad estaba aún lejos, quizás por todo ese tiempo que tuve callado el diplomado y que no se había dado el momento de materializarlo. Pero la unión de muchos factores propiciaron a que ya fuese un hecho e incluso sin que yo lo buscase recientemente. Siento que esto se está dando a la hora justa porque vino de una primera chutada de balón de la Monteávila.
Pero voy al génesis del proyecto: Siempre, toda obra tiene sus influencias; hace años residí en Catalunya y allá hice un master en Periodismo Cultural, un postgrado en Radio y otro postgrado de Gestión de Empresas de la Industria Musical en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que hoy ese postgrado se transformó en el Master de Music Management de la IMB School de Barcelona. Más allá de haber sido estudiante, disfruté muchísimo la forma en la que el director David Loscos llevaba este postgrado de negocio musical, que en ese momento junto a él también estaba el profesor Ventura Barba (Festival Sonar) y ver de cerca cómo ellos y su equipo hacían esas clases soñadas dirigidas a universitarios que querían ejercer en el sector musical, eso fue una absoluta y total inspiración. También, desde la distancia, conocía la forma en la que grandes instituciones como SAE y Full Sail ofrecían sus distintas carreras en torno a la industria musical y tengo panas que cursaron en esas casas. Toda esa inspiración generó en mí esa decisión interiorizada de proponer algún día un programa de estudios de este tipo pero en mi país. Desde hace diez años tenía entre ceja y ceja desarrollar un curso que sea aplicable para los que viven todavía en Venezuela y para quienes deseen aprender de cero sobre el sector musical, o que sirviese para aquellas personas que deseen reforzar sus conocimientos en combinación con el knowhow internacional y seguir cultivando esos aprendizajes con una carrera en el exterior. Obviamente uno jamás va a compararse con el recorrido de esas universidades internacionales de mucho peso, pero por algún lado hay que comenzar.
Antes de eso, entre septiembre de 2005 y abril-junio de 2022 trabajé en una institución cultural en Caracas (Nuevas Bandas) en la que también se incentivaba mucho la formación; no di clases como tal en ningún taller ni masterclass, pero sí me tocó estar detrás produciendo esas sesiones. Ya desde ese entonces me resultaba apasionante ver cómo se daba la dinámica educativa, además que lo viví como alumno en la práctica y también en la teoría, porque empecé de lleno en esto de la música justamente gracias al Taller de Producción de Eventos / Manejo de Bandas en de esa institución y fue bonito vivir la experiencia como estudiante y después estando detrás de la organización de esos talleres de formación.
Por otra parte, cuando ingreso a Cúsica a finales de 2019 como editor en jefe, me doy cuenta que en el equipo también brotaba esa vena por la educación. A los meses cae la pandemia en 2020, y Mafe Burbano, directora creativa y una de las fundadoras de Cúsica, estaba desarrollando planes junto al equipo con una serie de masterclass, conversatorios virtuales y bootcamps sobre industria musical, bajo el marco del CUSICA Academy. Después en 2021 me tocó organizar con Mafe (Burbano) un congreso virtual llamado Selector Pro que nos asignó el British Council en Venezuela, en el que tuvimos que armar un line up de profesionales que se unieran a ponentes de Colombia, Argentina y Reino Unido y allí reconfirmé que ese mismo proyecto que yo tenía engavetado desde 2014 quizás podría llevarlo a cabo con este equipo, en algún momento a futuro. Al final se dio a la hora justa y con las casas indicadas: la UMA, que fue de donde me gradué; y Cúsica que es donde hoy trabajo.
CM: ¿Por qué consideras importante la formación académica en el sector musical? ¿Qué carencias notaste en el mercado que este diplomado viene a cubrir?
Max Manzano: Bueno, empezando por ti, por mí, y por muchos que tú y yo conocemos en esta escena, no podemos negar que una gran mayoría de los que trabajamos en este sector empezamos en esto a punta de conocimientos de calle, que eso tampoco es que deja de ser importante porque en la calle aprendemos cosas que complementan lo que aprendemos en los libros y en un aula de clases; pero la mayoría aquí en Venezuela ha aprendido de forma autodidacta. Nos iniciamos observando qué hacían los más experimentados y esos son nuestros grandes maestros de vida. En mi caso, yo agradezco que en la carrera que me gradué (Comunicación Social) teóricamente me funcionaron las clases periodismo, de radio, de la base de publicidad y mercadeo, audiovisual, de la parte corporativa, de la electiva de apreciación musical y hasta de historia de la cultura para poder ejercer en el sector musical. Pero gran parte de nuestra generación y de las anteriores que ejercen en el sector musical, se nutrieron de esa candela y aprendiendo de ese universo desconocido que queríamos conocer, por mera intuición, ensayo y error. En ese ejercer era dónde uno aprendía qué era un amplificador de tubos o válvulas, qué es un gabinete, qué es un rundown, qué es una activación y usando hasta nuestros propios coloquios que si “rampa alante”, o “pachear”, o “dale bigote”, o “métele pata”, o “que suene camión”; nadie nos enseñaba eso en una carrera convencional de una universidad formal ni tampoco la teníamos, al menos que estudiases una carrera técnica del TAS, o la Escuela Superior de Audio y Acústica, u hoy en Audioplace, que claramente hay que darle el mérito que merecen estas casas de estudio porque de ahí han salido grandes nombres que ejercen en el ámbito de sonido, aquí y fuera de Venezuela.
Y así, muchísimas personas hubiesen querido que hace tiempo existiese formalmente una carrera, un postgrado, un master o un diplomado que primero nos diese la teoría para después salir a comernos las verdes y las maduras. Aquí, por ejemplo, tenemos un atraso en conocimientos técnicos respecto al resto de Latinoamérica y más aún con el mundo anglosajón, no en todas las parcelas pero sí en otras. Aceptando nuestra realidad, siempre hemos tenido una escena musical enriquecida de obras maravillosas y artistas geniales desde hace siglos, eso nunca ha parado, el arte en Venezuela con sus compositores e intérpretes son mundialmente reconocidos y eso genera un mercado, ¿pero en cuanto a industria? La industria musical en Venezuela está en plena reconstrucción y esto hay que verlo a modo de inspiración y aceptando la realidad como un objetivo a revertir en un futuro, porque no es lo mismodecir “escena” que “industria” y en Venezuela la industria musical gozó de un esplendor a finales de siglo XX más que todo en los 80, pero ahora la estamos rehaciendo, aunque hay áreas de trabajo del mundo del espectáculo más desarrolladas que otras; quienes manejan pirotecnia y tecnología de pantallas, seguro van a decir que sí hay industria porque ellos ejercen su labor todos los días y es válido, pero pregúntale eso a un recinto a ver si no te dice que quisiera que su agenda fuese como la de otros países. Te doy otro ejemplo en otra área, mira el año en que el mundo tuvo Spotify y mira cuándo nos llegó a nosotros legalmente, eso también dice algo. Otro ejemplo más evidente: no somos aún una plaza fija de giras de artistas internacionales como éramos desde el siglo pasado hasta 2013 (sea por la razón que sea) y ahora es que estamos tratando de rescatar ese status que teníamos como nuestros países vecinos y estamos trabajando para ello. Si quieres otro ejemplo, parte los artistas más grandes de nuestro país viven de la música porque tienen gran parte de sus gestiones fuera de Venezuela, porque afuera ven más factible su negocio. Todo esto es una lista de objetivos a alcanzar para que tengamos nuestra industria 100% trabajable y plena, que obviamente todo eso va ligado a la situación económica y política del país, que de eso ya sabemos.
CM: ¿Cómo fue el proceso de colaboración entre Cúsica y la Universidad Monteávila para desarrollar este programa educativo?
Max Manzano: A finales de 2023, empezó a trabajar en Cúsica un pasante llamado Juan Diego Arcaya, hoy productor y agente de booking de CUSICA Live, que venía de la Universidad Monteávila y él le comentó a sus coordinadoras y directoras que yo era su tutor. En ese momento, la directora de marca, María Eugenia Peña de Arias, que fue mi profesora de Teoría de la Comunicación, y Michelle Padilla, que en ese momento era coordinadora de pasantías, me mandaron a llamar a través de Juan Diego para hacerme una propuesta. Me reuní con ellas en la universidad y me propusieron que hiciera unos PREP sobre industria musical, con algunas materias electivas para alumnos. Mi respuesta fue que por qué mejor no hacer un Diplomado de Music Business y ahí se dio una escena cual R2D2 y BB8 cuando unieron las piezas del rompecabezas para obtener el mapa. La idea les pareció atractiva y pidieron que presentara mi propuesta de temario y a la siguiente reunión yo ya tenía el proyecto con su estructura y la presenté ante el Rector de la Uma, Guillermo Fariñas Contreras, junto a la Directora de Extensión, María José González, y Gerardo Fernández, Presidente del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico.
El feedback de la UMA fue bastante positivo y revisando el contenido, vieron que yo tenía en mente ya algunos profesores que residen en Caracas y otros que están fuera del país. Ellas me propusieron otros nombres de profesores que ya daban clases en la Monteávila, y a su vez me consultaron si conocía a otros profesionales de la escena musical a quienes les tienen respeto y les dije que justo son los que tenía en mente. En total, la UMA me propuso seis profesores agregados a la selección de veintitantos que ya yo tenía.
Como otro punto a abordar en esa segunda reunión, me preguntaron que a qué aliados veía yo en este proyecto, entonces les dije que Cúsica pudiese ser un aliado fuerte para esto y que además es una casa en donde la formación es uno de sus objetivos; esa idea les pareció como anillo al dedo, y en esa misma mesa surgió la idea de acercar a La Mega, radio en la que inicié mi carrera radial hace casi dos décadas… ¡Todo estaba en familia!.
Llegué a Cúsica esa misma tarde, en plena faena pre-CUSICA FEST 2023, y en el camino me conseguí a Rodolfo “Furro” Moleiro, Mafe Burbano y Jean Paul Maksoud. Furro en ese momento me dijo “cuadra otra reunión en la UMA y ahí estaré, amo este proyecto”. Se dio la reunión con Cúsica y Furro dijo que él no quería ser aliado… dijo que quería que la UMA y Cúsica estuviesen asociados para hacer posible este diplomado y que a su vez él tenía en su mente a otros profesores de Caracas y de de otros países que podían sumarse. Fue ahí cuando sentí que la idea estaba tomando más fuerza y había que meterle turbo. Finalmente, esa idea engavetada estaba materializándose.
CM: ¿Cuál es el perfil ideal del estudiante para este diplomado? ¿Está dirigido a músicos o también a otros actores de la industria musical?
Max Manzano: Tú mismo acabas de responderlo en la pregunta, esos son los targets, personas que sean músicos, o no, que quieran dedicarse a trabajar en el negocio musical, que quieran desarrollar un proyecto sustentable dentro del rubro para vivir de ello, y todo esto propulsa a que la industria musical de nuestro país se rescate. Es un diplomado para licenciados, técnicos y bachilleres. No importa si no has ejercido en el sector musical y si tienes décadas en ello, porque en el contenido se dan puntos que son inéditos en una formación académica en Venezuela, y como la vida misma, en esta industria uno trabaja con veteranos de alto octanaje y con sangre nueva que también inyecta nuevas ideas para ejercer en esto.
CM: El diplomado está dividido en dos módulos, Roles del Sector Musical y Eventos Musicales. ¿Cómo se decidió la estructura y los temas a incluir en cada módulo?
Max Manzano: El mismo desarrollo del temario llevó a dividir al diplomado en dos módulos, además que, por mera practicidad, la universidad sugería que así fuese, en función de la experiencia que la Universidad Monteávila tiene y por el tiempo total que daba la propuesta de diplomado que les entregué. Igual en la construcción del temario también sentí que por una parte estaban agrupadas linealmente las clases sobre los roles o agentes que intervienen en el desarrollo de la carrera de un artista, y después, cuando desglosé los factores que son fundamentales para la promotoría de eventos y producción de espectáculos, la intuición me dijo eso daba para otro módulo completo. Al final tuvo todo el sentido hacer esa división.
CM: ¿Qué aspectos del sector musical consideras que serán clave para el éxito de los estudiantes en este diplomado?
Max Manzano: Lo más importante en este programa y lo dije el primer día de clases, es tener todos los sentidos bien activados una vez ingresen al aula y que se metan de lleno cuando ese viaje de un año académico inicie. Ese es el mayor consejo que puede seguir cualquier persona que quisiese ser estudiante del Diplomado de Music Business. Sacar todo el provecho de la presencia de cada profesional que vendrá a transmitir sus conocimientos basados en su formación y experiencia en el sector musical. Una vez que exprimes al 100% al contenido de las clases, la clave será poner en práctica todas esas enseñanzas, tanto para el crecimiento personal y profesional del estudiante, como por el significado de su aporte a nuestro sector. Ahora es cuándo se necesitan emprendimientos que ayuden a reconstruir nuestra industria musical en Venezuela. Creo que de lo más importante va a ser el conocer el glosario correcto del negocio musical empleado internacionalmente y llamar a cada término por su nombre. Es vital lo que se aprende en el aula, pero es más importante aún poner en práctica todos esos conocimientos que aprendiste de esas cuatro paredes.
CM: ¿Puedes contarnos un poco más sobre los profesores y profesionales que participarán como parte del cuerpo docente?
Max Manzano: La selección de cada profesor o profesional que da cada clase en el Diplomado de Music Business responde primeramente a la existencia cada una de las materias por las que fueron escogidos. Varios se hacen esa pregunta de quién vino primero, si el huevo o la gallina, y en este caso, primero se diseñó el programa con su temario; después es que se hizo el fichaje de cada persona que impartiría sobre cada clase previamente aprobada en el proyecto. En esta selección hay profesionales locales que tienen décadas ejerciendo detrás de la música en Venezuela, hay profesionales venezolanos que escogieron hacer su carrera en el exterior y vienen a transmitirnos esos conocimientos desde la visión internacional. Por nombrar alguno, tenemos a un fichaje importado como Juan David Shool del Festival Estéreo Picnic que viene a hacer un encuentro con los alumnos, de manera que los inscritos puedan hacerle una especie de rueda de prensa para que nos cuente cómo es que el festival colombiano en el que él trabaja ha llegado hoy a estar al nivel de las ediciones del Lollapalooza del Cono Sur. Y así, cada persona que los alumnos tendrán en frente son trabajadores especializados en su respectiva materia. En mi cabeza siempre estaba escoger a los mejores en su área y que además tuviesen esa vocación y capacidad de transmitir sus conocimientos.
CM: ¿Qué expectativas tienes respecto a la primera cohorte de estudiantes y su impacto en la industria musical venezolana?
Max Manzano: Ya los alumnos han manifestado su entusiasmo. Como reza un lema de la Universidad Monteávila: La universidad son sus egresados. La idea es que las personas que culminen este diplomado, salgan a la calle con toda la energía y con todos esos aprendizajes a ponerlos en práctica y eso dependerá de la entrega de cada estudiante, de actualizarse cada día y plegarse a este mercado tan cambiante. Hay gente que saldrá de aquí con un emprendimiento y con ganas de ejercer directo en el sector; hay otras personas que se enamorarán de una clase y querrán especializarse en ella en otro lado y hacerse más profesionales en su respectivo rubro. Sea cual sea el camino de cada alumno, todo eso suma a la reconstrucción de la hoy inexistente industria musical que ya desde enero de 2022 muchos empezaron a reconstruir una vez mermada la pandemia.
CM: ¿Cómo planean mantener actualizados los contenidos del diplomado considerando la rápida evolución del mercado musical a nivel global?
Max Manzano: Excelente pregunta y punto muy importante. Es nuestro deber estar actualizados y que mantengamos al diplomado con visión actual, innovándose con nuevas formas y tecnologías, y a su vez conocer el contexto en que se desarrolla, con sus antecedentes. Es una combinación de todo esto. Los profesores son los primeros en saber que deben estar al día y al ras con lo que sucede en la industria musical del mundo y de hecho ya lo hacen naturalmente, no paran de estudiar.
CM: ¿Hay planes para expandir el diplomado o realizar programas adicionales en otras áreas de la industria musical?
Max Manzano: En efecto, ya han surgido otras ideas relacionadas con la cultura y el sector musical para ser ejecutadas en el marco de esta asociación entre Cúsica y la Universidad Monteávila, pero cada proyecto a su tiempo.
CM: ¿Qué tipo de prácticas o experiencias reales vivirán los estudiantes a lo largo del curso? ¿Cómo será el enfoque práctico del programa?
Max Manzano: Cada profesor tendrá su modus operandi. Tenemos preparado que los alumnos vean clases prácticas, como la de montaje de sonido, por ejemplo, y que también hagan paseos y ver cómo se ejecutan los distintos tipos de eventos. Al final del diplomado tendrán que hacer un trabajo final tipo tesis sobre alguna rama del music business.
CM: ¿Qué oportunidades de networking o colaboración tendrán los estudiantes con profesionales de la industria durante el diplomado?
Max Manzano: El primer networking comienza por el alumno que tienes al lado, esa persona que estará en ese pupitre durante todo un año y que tiene el mismo sueño que tú desde un punto de vista general de ejercer en esto y que desde el punto de vista específico podría ser tu potencial socio o proveedor, quién quita. Después, cada profesor que tengas en frente, más allá de lo que dé en clase, disponemos recesos de diez minutos entre hora y hora en los que tendrás la oportunidad de charlar sobre datos extra cátedra. A partir de allí, cada alumno construye su propio universo según sean sus aspiraciones e intereses en el sector.
CM: Como promotor cultural y parte del staff de Cúsica, ¿Qué desafíos personales has enfrentado al desarrollar un proyecto de esta magnitud?
Max Manzano: Mira, es motivador poner este proyecto en práctica justo en esa plena reconstrucción lenta de la industria musical en Venezuela. En cuanto al desafío personal, sí, fue obviamente parir este proyecto en el momento que estamos atravesando, porque incluso pensé y sobrepensé si era propicio extenderlo ahora o guardarlo un rato más, quizás para 2025; pero después de varias reflexiones con la directiva de Cúsica y con la Monteávila, concluimos la educación siempre suma, no importa cuándo ni bajo qué contexto y en los períodos complejos que se transite, porque en los tiempos más difíciles es cuando más se valora la educación.
CM: ¿Qué consejo le darías a alguien que quiere incursionar en la industria musical en Venezuela?
Max Manzano: Hay que tener el corazón, el aguante y la fibra para meterse en esto. Que sí, primero hay que ser amantes de la música para entrompar esto como carrera profesional, pero para ejercer en este rubro, tenemos que darle pausa a nuestro lado fan y desarrollar el switch de trabajadores de la música, que es un mood completamente distinto en el que el lado fan no cabe; el lado fan se deja en la casa o fuera de la chamba. Esa es la única forma que funciona saber si estás hecho para trabajar en esta área y es definitivamente otro papel distinto al fan que escucha música y va a shows, porque no se vive igual. La vena de ser seguidores de la música la tenemos todos, pero la arteria de ser profesional de la música es algo que requiere de una inmensa disciplina, sumada a actitudes y aptitudes como para no tirar la toalla y seguir en esto. Cuando estás en modo fan, vives y ves a tus artistas favoritos y dejas la garganta en los shows cantando sus canciones; pero cuando trabajas en la música, estás a cargo de un montón de responsabilidades con el fin de ver a miles de personas sonreír y cantar mientras trabajas para que eso se logre y ahí está la satisfacción de quien decide trabajar de este lado.
CM: Entonces si este proyecto lo tenías pensado dese hace diez años, quiere decir ya existía esa idea desde que estabas en Nuevas Bandas, ¿Cierto?
Max Manzano: Sip.
CM: ¿Y por qué no se dio?
Max Manzano: Cosas pasan y pasaron y en su momento. Cuando lo comenté a vuelo de pájaro en mi llegada de Barcelona en 2014, no se veía viable porque “el país”, o se veía muy “soñado” o como un elemento distractor ante todo lo que la institución tenía en mente, entonces no insistí porque ya yo tenía un compromiso con lo que venía planificado en esa organización. La agenda de esa casa tenía otras prioridades que nos copaban la rutina desde las 4:30 a.m. cuando su presidente te mandaba mensajes desenfrenadamente de todo lo que venía en el camino (risas). Era imposible desarrollarlo en una dinámica que ya estaba instaurada y entonces ahí fue cuando lo engaveté y me seguí dedicando a hallar nuevos artistas, bandas y nombres de relevo en la escena rock, metal, punk y alternativa, hasta 2022. Era irónico porque lo que más le apasiona a Nuevas Bandas y la parte en la que considero que aún se mantiene el nivel exigencia en cuanto a “hacer las cosas bien”, es la elaboración rigurosa de proyectos formativos.
CM: ¿Pero llegaste a proponer formalmente la realización del diplomado cuando estabas en la fundación?
Max Manzano: Sí, pero sucedió ahora y es lo importante. Agradecido con la Universidad Monteávila y Cúsica por hacerlo posible. En Nuevas Bandas igual existen sus talleres de formación desde hace ya un cuarto de siglo y bien que los sigan haciendo, de hecho, allí fueron los primeros pasos de muchos que hoy ejercen esto, incluyéndome. Insisto en el punto: en Nuevas Bandas existe una pasión por la educación y eso es innegable, tienen años en eso. Hey, en esa casa (Nuevas Bandas) siempre estaban empujando la idea de que yo fuese profesor fijo de alguna materia en alguna universidad en modo pregrado, era un rol que Allueva siempre insistió en prepararme, pero yo no me veía con el tiempo para ser profesor fijo a modo diario o semanal en alguna universidad en aquel entonces dada la agenda tan copada que Nuevas Bandas tenía.
También la UMA en su momento me hizo el guiño para ser profesor de radio y tampoco pude entrompar esa oferta. Tenía que ser este año que me involucrase con la educación.
CM: Ahora que lo mencionas, Félix Allueva vemos que es parte del profesorado del diplomado. ¿Cómo fue ese acercamiento entre ambos? Después de tu salida abrupta y la de tu equipo del Nuevas Bandas.
Max Manzano: No hemos dejado de encontrarnos en la calle porque trabajamos en la misma escena, cada uno con camisas distintas en esta liga, por así decirlo. Pero realmente la iniciativa de incluirlo en el diplomado vino de la directiva de la Monteávila: me comentaron que él ya daba clases allí y que veían propicio que él estuviese en el módulo de Eventos Musicales, a lo que yo acepté esa propuesta y estuve de acuerdo con la UMA. Objetivamente yo no iba a negar que él era el indicado para ser el profesor que abriera con esa materia, ya que durante 17 años conocí su bagaje de ejercicio y su lado docente; es más que obvio que las credenciales las tiene y es un zorro viejo en esto. De hecho, él me dio esa clase en 2003 en un taller de producción de eventos y sin duda era la opción ideal para dar la introducción a ese universo a los alumnos del diplomado, y justo lo ubiqué en esa clase que abre el segundo módulo, junto a Ana María Díaz Amengual.
CM: ¿Existirán más cohortes? ¿Hay planes de continuidad de este Diplomado de Music Business con más ediciones a futuro?
Max Manzano: Es la idea, estamos en plena negociación para que así sea, pero ya dije mucho y puedo meterme en un beta (risas).