Es un esfuerzo tan salvaje como el que han hecho estos muchachos, los hermanos Alex Camargo (Bajo/Voz), Max Kolesne (Batería) y Moyses Kolesne (Guitarra), y demuestran que no han perdido nada de intensidad después de más de 30 años en el juego, más bien nos regalan una de sus obras más complejas.

Impulsado por batería de Max Kolesne (un baterista muy subestimado que merece la misma fama de Igor Cavalera), el trío suena como un ejército en marcha desde el principio con «Sworn Enemies» y rara vez cede, no bajan el pie del acelerador. Cuando disminuyen un poco la velocidad no es por mucho tiempo y es por una buena razón. Está la introducción de 90 segundos con tintes orientales «Dawn Sun Carnage» que da paso a la completamente furiosa, a veces Black Metal, «Temple Of The Abattoir«. «Swords Into Flesh» agrega toques de estilo sudamericano, haciendo de este tema muy llamativo, mientras que «Necronomical» tiene un ritmo de medio tiempo y «Worm God” provoca una rutina más lenta para comenzar antes de que ambos despeguen.

De lo contrario, está bastante lleno, como en el torbellino “As Angels Burn” al que contribuyó el guitarrista de Strapping Young Lad/Tenet, Jed Simon, la fuerza contundente de “War Blood Hammer” y la puñetazo con remaches de “Tomb Of The Nameless» El disco en general tiene un tecnicismo que recuerda a bandas de Death Progresivo como Decapitated o los propios Death.

Para buscar otro sonido, deciden implementar algunos cambios. Después de trabajar casi exclusivamente con el productor Andy Classen en Alemania. desde Assassination de 2006, la banda se quedó en Brasil para «Mortem Solis«, grabando todo en Sao Paulo antes de enviárselo al veterano del death metal Mark Lewis (Beneath The Massacre, Kataklysm, Deicide, etc.) en EEUU para la mezcla final. Krisiun suena especialmente crudo y primitivo, lo que encaja perfectamente con la agresión y la velocidad que ponen en la música y su entrega, y lo lleva a casa con mucha más autoridad, y madurez.